La contaminación por plásticos es una amenaza para la salud que no se reconoce lo suficiente, según The Lancet
Ante la esperada finalización de un tratado mundial de las Naciones Unidas sobre los plásticos, un grupo de expertos internacionales pide que se preste mayor atención a los efectos sobre la salud a la hora de abordar la contaminación por plásticos. El trabajo, publicado en The Lancet, revisa las pruebas actuales sobre cómo los plásticos, incluidos los microplásticos y los productos químicos plásticos, afectan a la salud, y anuncia la puesta en marcha de un nuevo proyecto para hacer un seguimiento de estos efectos.
Carlos Edo - plásticos lancet
Carlos Edo
Investigador en el Museo de Historia Natural de Dinamarca de la Universidad de Copenhague
El artículo publicado en The Lancet desvela una realidad silenciosa: el plástico, omnipresente e indispensable en la vida moderna, impacta negativamente la salud humana durante todo su ciclo de vida. Aunque la evidencia científica crece, el problema rara vez se aborda de manera integral; solo al considerar en conjunto producción, uso, desecho y degradación comprendemos la verdadera magnitud de sus consecuencias.
Lejos de reducir nuestra dependencia, la fabricación de plásticos sigue en ascenso, prolongando décadas de contaminación y emisiones cuyo peaje sanitario empieza a ser evidente. El problema que estamos viendo es que estos contaminantes son atípicos: su movilidad es lenta y compleja, lo que dificulta su estudio y exige grandes recursos de investigación.
Los datos apuntan a que la exposición crónica a micro y nanoplásticos, y sobre todo a sus aditivos, podría relacionarse con el aumento de ciertos cánceres, la proliferación de bacterias resistentes a antibióticos y, en general, con una merma global de la calidad de vida. Ante este panorama, el artículo subraya la urgencia de políticas públicas ambiciosas, innovaciones industriales responsables y acciones ciudadanas decididas que limiten tanto la producción como la exposición.
Destaca, además, la creación del “Lancet Countdown on Health and Plastics”, un sistema anual de indicadores que medirá producción, exposición, daños sanitarios y respuestas sociales. Yo personalmente creo que iniciativas paralelas, adoptadas por otras administraciones y organismos, resultarían esenciales para coordinar esfuerzos y revertir una trayectoria que ya compromete, o corre el riesgo inminente de comprometer, la salud de las generaciones futuras.
Begoña Jiménez - plásticos lancet
Begoña Jiménez
Investigadora científica del CSIC en el departamento de Análisis Instrumental y Química Ambiental del Instituto de Química Orgánica General (IQOG-CSIC)
Landrigan y colaboradores ponen énfasis en el riesgo, creciente y poco reconocido, que los plásticos representan para la salud humana y del planeta. Coincidiendo con la finalización prevista sobre el Tratado Global de Plásticos (Global Plastics Treaty) promovido por Naciones Unidas, este grupo de investigadores lanzan la propuesta de un sistema de seguimiento global independiente basado en indicadores que monitoricen el progreso hacia la reducción de la exposición al plástico y la mitigación de sus daños a la salud humana y planetaria.
El estudio presenta un resumen de los daños que los plásticos causan a la salud humana y planetaria a lo largo de su ciclo de vida, con especial énfasis en la nueva información surgida desde la publicación, en 2023, del informe de la Comisión Minderoo-Mónaco sobre plásticos y salud humana. La mayoría de estos daños comprobados están mediados por la exposición a sustancias químicas presentes en los plásticos, mientras que otros podrían deberse a los micro- y nanoplásticos. Destaca la información del estudio en relación con la falta de transparencia sobre qué sustancias químicas están presentes en los plásticos, sus usos y aplicaciones, sus volúmenes de producción y sus efectos tóxicos. Todo esto limita el conocimiento adecuado de todos los posibles daños que estas sustancias químicas pueden causar a la salud humana. Múltiples análisis de diferentes organizaciones concluyen que las políticas integrales y de múltiples niveles que aborden todo el ciclo de vida del plástico, serían las más eficaces para controlar la contaminación plástica y proteger la salud humana.
Los indicadores principales que identifica esta propuesta incluyen producción y emisiones, exposiciones e impactos en la salud, siguiendo un modelo clásico de fuente-exposición-efectos que proporcionan un marco para el seguimiento de los impactos de los plásticos en la salud humana en cada etapa de su ciclo de vida. Por otro lado, el ámbito de intervenciones y participación hará un seguimiento de las respuestas sociales a la crisis de los plásticos y abarcará tanto intervenciones políticas como respuestas públicas, desde el nivel internacional hasta el individual.
Al visibilizar el impacto de los plásticos en la salud humana y planetaria, el sistema propuesto como “The Lancet Countdown on health and plastics” situará la salud en el centro del debate sobre los plásticos con la esperanza de que los informes generados proporcionen datos y perspectivas sólidas que permitan la formulación de políticas basadas en la evidencia sobre los plásticos a todos los niveles, desde el internacional al local, en beneficio de la salud pública.
Ethel - plásticos lancet
Ethel Eljarrat
Directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC)
El artículo publicado en la revista The Lancet advierte de la amenaza de la contaminación por plásticos, la cual pone en peligro la salud humana y los ecosistemas, y enfatiza en dos aspectos que son muy relevantes a la hora de buscar soluciones a este gran problema de contaminación ambiental, y que deben ser considerados en la próxima reunión para el Tratado Mundial sobre los Plásticos.
Por un lado, expone la necesidad de abordar la problemática en todas las fases del ciclo de vida de los plásticos, desde su producción, pasando por su uso y hasta su eliminación. Si tenemos en cuenta la tesis apoyada por el bloque de países productores de petróleo y de plástico en las reuniones celebradas hasta el momento sobre el Tratado Mundial, la etapa de recuperación y reciclaje de los residuos plásticos sería de vital importancia. Por lo tanto, estas etapas también deben ser consideradas en la evaluación de los riesgos, de cara a promover una Economía Circular ‘limpia’.
Precisamente unido a este concepto de Economía Circular 'limpia' se encuentra el segundo aspecto de gran relevancia. Se trata del control de los aditivos químicos tóxicos asociados al plástico en todas las fases del ciclo de vida, incluida la etapa de reciclaje. Es importante controlar la presencia de estos tóxicos sobre todo en aquellos casos en que el plástico reciclado tiene una aplicación posterior diferente a la original (por ejemplo, neumáticos reciclados para parques infantiles). Existe un problema de falta de transparencia en torno a qué sustancias químicas están presentes en los plásticos y en sus residuos. La introducción de un 'pasaporte digital' que incluya esta información en todos los materiales producidos lograría avanzar hacia una gestión mucho más sostenible.
Otro aspecto también importante tratado en este artículo es el que hace referencia a los productos sanitarios. Está claro que el uso de material plástico en este sector es de vital importancia y no podemos prescindir de él, pero hemos de tratar que dichos materiales sean seguros y eficaces y, por tanto, no deberían quedar exentos del Tratado Mundial sobre los Plásticos.
Anna Sánchez - plásticos
Anna Sànchez-Vidal
Profesora agregada en la Universitat de Barcelona, ICREA Academia y miembro de la Scientists’ Coalition for an Effective Plastics Treaty
La nota de prensa refleja de manera precisa los resultados del estudio, un informe claro y conciso elaborado por un grupo de reconocidos expertos sobre los efectos aun poco conocidos, pero cada vez más evidentes, de los plásticos en la salud humana. Estos efectos empeoran debido al crecimiento acelerado en la producción de plástico, que se proyecta se triplicará entre 2019 y 2060. Sin embargo, el artículo destaca que el empeoramiento continuo de los daños asociados a los plásticos no es inevitable, y puede mitigarse mediante leyes y políticas basadas en evidencia, con seguimiento transparente, implementación efectiva y financiación adecuada. Y en esta línea, el Tratado Global sobre los Plásticos representa una oportunidad única para abordar la crisis del plástico de forma vinculante. Además, el artículo hace un llamamiento para prestar mayor atención a los impactos en la salud humana de los micro y nanoplásticos, así como de los múltiples compuestos químicos que se le añaden, al abordar la contaminación por plásticos. Los expertos reconocen que, aunque todavía hay muchas incógnitas sobre los daños que los plásticos causan a la salud humana y al medioambiente global, y que sin duda requiere más investigación, ya se dispone de datos suficientes para afirmar que estos daños son significativos, y se cuenta con información suficiente sobre las tendencias de producción de plásticos para anticipar que, en ausencia de intervención, la situación empeorará.
En este contexto, el próximo lanzamiento del Lancet Countdown on Health and Plastics pretende hacer seguimiento e informar regularmente sobre los impactos de los plásticos en la salud humana y el medio ambiente a lo largo de todo su ciclo de vida, proporcionando datos científicos para orientar la formulación de políticas públicas basadas en evidencia, a medida que entre en vigor el Tratado Global sobre los Plásticos.
Roberto Rosal - lancet plástico
Roberto Rosal
Catedrático de Ingeniería Química del departamento de Química Analítica, Química Física e Ingeniería Química de la Universidad de Alcalá
El artículo (Health Policy) publicado en The Lancet tiene como objetivo presentar proyecto Lancet Countdown on Health and Climate Change que ofrece un sistema de seguimiento para evaluar la exposición a los plásticos y sus posibles daños asociados, tanto en la salud humana como en el medio ambiente. Siguiendo las tendencias científicas más actuales, las acciones pretenden ser globales en términos geográficos y extenderse a lo largo de todas las etapas del ciclo de vida del plástico.
Simultáneamente, el artículo revisa la evidencia actual sobre cómo los plásticos, incluidos sus productos químicos asociados, pueden afectar a la salud y al medio ambiente. Señala aspectos importantes, como la falta de transparencia respecto a las sustancias químicas presentes en los plásticos como aditivos, muchos de las cuales carecen de datos toxicológicos o ecotoxicológicos. También aborda otros aspectos preocupantes, como el hecho de que una gran proporción de los residuos plásticos no se gestione adecuadamente, especialmente en países con infraestructuras deficientes, así como su alta movilidad y facilidad para ser colonizados, lo que puede contribuir a la diseminación de microorganismos patógenos o especies invasoras. Estos hechos son bien conocidos y están ampliamente documentados en la literatura científica.
Sin embargo, el artículo incurre en algunas afirmaciones que resultan infundadas o excesivamente alarmistas. En primer lugar, no está demostrado de forma general que los plásticos causen "enfermedades y muerte desde la infancia hasta la vejez", ni que sean responsables directos de las pérdidas económicas que se mencionan. Las proyecciones que se manejan, de 1200 Mt para 2060, también parecen sobredimensionadas. Una estimación más realista basada en las tendencias de crecimiento observadas en los últimos 5 a 10 años, y que cualquiera puede calcular a partir de los datos abiertos disponibles, situaría esa cifra sobre los 850 Mt (business as usual). Asimismo, los efectos sobre la salud humana son cuestionables ya que en muchos casos se apoyan en resultados cuestionables o incluso poco plausibles, derivados del uso de técnicas inapropiadas, errores de cálculo o contaminación de muestras.
En definitiva, el problema de la contaminación por residuos plásticos es real y sumamente preocupante. Sin embargo, la exageración de sus efectos negativos no contribuye a una solución efectiva. Es importante recordar que el plástico no se emplea como resultado de una conspiración para dañar a la humanidad, sino porque se trata de un material extraordinariamente útil para la sociedad. Su uso permite, entre otros beneficios, la conservación de alimentos, la reducción del peso de los envases con el consiguiente menor consumo de combustible durante su transporte, así como múltiples aplicaciones médicas e industriales para las cuales existen pocas o ninguna alternativa viable. Por supuesto, ello no exime a los fabricantes ni a los reguladores de la responsabilidad de garantizar materiales seguros y establecer sistemas adecuados para su gestión al final de su vida útil.