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Olga Zamora

Astrónoma de soporte en el Instituto de Astrofísica de Canarias

El artículo de Che et al. muestra un análisis detallado de la viabilidad económica de dos grandes diseños espaciales orientados siempre al Sol (¡paneles solares de 11,5 km2 en órbita geoestacionaria!) propuestos por la NASA, con el objetivo de generar energía solar en el espacio y transmitirla a la Tierra. La idea es muy antigua (1968) y conocida en el sector (por ejemplo, el proyecto Solaris de la Agencia Espacial Europea) pero siempre se había considerado inviable por el alto coste económico y los desafíos tecnológicos. De hecho, el artículo de Che et al. no aborda cuestiones técnicas detalladas, como los posibles problemas en la construcción, lanzamiento, puesta en órbita, ensamblaje orbital, generación de basura espacial, necesidad de nuevos marcos regulatorios, viabilidad de la transmisión sin cables por radio a la Tierra y posible impacto en la astronomía. Todas estas cuestiones son de vital importancia en un proyecto de este calibre. 

El diseño más favorable propuesto en el artículo, según los modelos de energía, es un heliostato con una estructura modular estilo ‘colmena’, con múltiples reflectores hexagonales que operan independientemente para redirigir la luz hacía un concentrador solar central. Los módulos ofrecerían una disponibilidad energética continua de casi 99 % anual. La tecnología que requieren no es fácil de desarrollar, aunque los autores asumen que para el año 2050 podría estar disponible, en una extrapolación bastante optimista. El ahorro que supondría desarrollar este sistema espacial en la red europea de energía sería del 7 % - 15 % en 2050, siendo la energía producida por los paneles espaciales gigantes dominante, por lo que su uso hacia una transición del sistema energético es de relevancia. 

ES