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Mª José Martínez Madrid

Fundadora y directora de la spin off de asesoría circadiana Kronohealth, investigadora en el laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, colaboradora en CIBERFES y coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño

Este estudio de Stanford en PNAS aporta un mensaje muy relevante: mantener un horario estable y alineado con la luz natural tiene beneficios claros para la salud. Los autores muestran, con modelos aplicados a toda la población de Estados Unidos, que reducir la ‘carga circadiana’ —es decir, la desincronización entre nuestro reloj biológico y el entorno— se asocia a menos obesidad y menos ictus. Es un paso más allá de lo que ya sabíamos: no solo los cambios de hora de primavera y otoño generan problemas agudos de sueño, accidentes o infartos, sino que también el horario que mantengamos de forma permanente influye en nuestra salud a largo plazo. 

En España, esta discusión tiene aún más peso. Nuestro país vive desde hace décadas en un huso horario que no le corresponde por posición geográfica: vamos adelantados al sol alrededor de una hora. Eso favorece hábitos más vespertinos, nos acostamos más tarde y acumulamos deuda de sueño. Por tanto, aquí no basta con decidir si mantener o no los cambios de hora: también habría que apostar por el horario más saludable, que sería el que nos corresponde naturalmente —el GMT0— o al menos el GMT+1, pero no mantenernos en GMT+2, que agrava todavía más el desfase entre la luz solar y nuestros horarios sociales. El mensaje de fondo es claro: cuanto más alineados estemos con el sol, mejor para nuestra salud circadiana, metabólica y cardiovascular. 

ES