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Michele Matarazzo

Neurólogo especialista en enfermedad de Parkinson en el Centro Integral de Neurociencias HM CINAC, editor en jefe de MDS Podcast y coordinador del Comité Ad Hoc de Neurotecnología, Innovación y Emprendimiento de la Sociedad Española de Neurología

Es un artículo muy interesante. Estos resultados ya se habían adelantado en al menos una comunicación a congreso, pero ahora podemos evaluarlos de manera más completa al disponer del artículo con todos los detalles metodológicos.  

Se trata de un estudio muy sólido desde el punto de vista metodológico, aunque con la limitación obvia de ser un estudio retrospectivo poblacional en una cohorte de veteranos de guerra de Estados Unidos, mayoritariamente varones y con una alta carga de comorbilidad. Este tipo de diseño permite detectar asociaciones difíciles de estudiar en muestras pequeñas, gracias al enorme número de sujetos y a la gran cantidad de datos disponibles, pero el principal problema es siempre inferir causalidad. En otras palabras: este estudio, muy bien realizado, confirma una asociación entre apnea del sueño y enfermedad de Parkinson, ya descrita en trabajos previos, y añade un hallazgo muy sugerente: las personas con apnea que inician el tratamiento con CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias) de forma más precoz presentan un riesgo ligeramente menor de desarrollar la enfermedad. Aunque los autores han hecho un esfuerzo estadístico considerable para minimizar sesgos, no podemos asegurar que esta reducción del riesgo se deba directamente al tratamiento; sigue siendo una hipótesis fascinante, que se suma a otro estudio de características similares que sugiere una disminución del riesgo en pacientes con apnea tratados mediante cirugía de la vía aérea. Idealmente, estos resultados deberían confirmarse en estudios prospectivos y controlados. 

Desde el punto de vista clínico, y teniendo en cuenta la baja invasividad y el perfil de efectos secundarios del CPAP, así como su impacto positivo demostrado sobre otras complicaciones de la apnea del sueño, este trabajo aporta una pieza más de evidencia a favor del diagnóstico y tratamiento precoz, incluso mientras esperamos confirmación definitiva sobre su posible efecto protector frente a la enfermedad de Parkinson.  

En cuanto a los mecanismos, estos resultados abren la puerta a especular de qué manera el tratamiento de la apnea del sueño podría reducir el riesgo derkinson. Entre las hipótesis más plausibles destacan el impacto de las alteraciones respiratorias nocturnas sobre la concentración de oxígeno y dióxido de carbono y sus consecuencias hemodinámicas y metabólicas, así como el papel del sueño en el funcionamiento del sistema glinfático, encargado de facilitar la eliminación de sustancias potencialmente dañinas del cerebro y especialmente activo durante el sueño. Todo ello refuerza un mensaje general importante: los trastornos del sueño, y en particular la apnea, no son un simple problema de dormir mal, sino que pueden tener repercusiones relevantes sobre la salud cerebral a largo plazo.

ES