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Thierry Chaminade

Investigador en el Instituto de Neurociencias de la Timone en Marsella (Francia)

Jane Goodall no solo fue una científica brillante, sino también una pionera, la voz de quienes no podían hablar y una mensajera de nuestra humanidad compartida. 

Nacida en Londres en 1934, se trasladó a los bosques de Gombe, en Tanzania, en 1960 y comenzó un viaje extraordinario. No veía a los chimpancés como meros sujetos de estudio. Les puso nombre, los respetó y reveló al mundo que utilizan herramientas, sienten emociones y forman vínculos sociales complejos, descubrimientos que cambiaron para siempre nuestra comprensión de los animales y de nosotros mismos. 

A través de su trabajo, Jane derribó el muro entre los seres humanos y otros seres vivos. Nos recordó que nuestros parientes más cercanos encarnan la curiosidad, la inteligencia y la compasión, y que este conocimiento conlleva una responsabilidad. 

Su legado va mucho más allá de la ciencia. En 1977 fundó el Instituto Jane Goodall y, a través de su programa Roots & Shoots, inspiró a generaciones de jóvenes a cuidar la Tierra y a creer que incluso las pequeñas acciones pueden cambiar el mundo. 

Hasta sus últimos días, Jane nunca dejó de viajar, hablar e inspirar. Nos deja a los 91 años, pero su voz y su visión seguirán guiándonos hacia una relación más compasiva con el mundo viviente. 

Como Jane solía decir: “Cada individuo importa. Cada individuo tiene un papel que desempeñar. Cada individuo marca la diferencia”. Llevemos adelante esa antorcha.

ES