Rafael Matesanz
Creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes
Dentro de la carrera entre investigadores norteamericanos y chinos por posicionarse en el prometedor mundo del xenotrasplante y tras las experiencias en humanos vivos y/o en muerte cerebral con riñones, corazones e hígados, el grupo de la Universidad de Guangzhou (China) ha abordado el que probablemente sea el órgano más delicado y complejo a la hora de conseguir un trasplante funcionante: el pulmón.
Para ello realizaron un trasplante unipulmonar con un órgano de un cerdo modificado genéticamente a un enfermo de 39 años en muerte cerebral, manteniendo el otro pulmón del paciente fallecido, durante un periodo de nueve días, con un fuerte régimen de inmunosupresión. Es la primera experiencia conocida de un xenotrasplante porcino a un humano y como datos positivos, no hubo rechazo hiperagudo ni infección derivada del injerto, que aparentemente mantuvo una funcionalidad razonable durante el periodo de estudio. Sin embargo, sí se registró un edema en los primeros días, probablemente por isquemia-reperfusión y signos de rechazo en los días siguientes, sin que dada la limitación temporal de la situación de muerte cerebral se pueda valorar su evolución, aparte del hecho de que, al conservar el pulmón nativo con buena función, la valoración de la evolución funcional del injerto es complicada.
Con todo ello, aparte demostrar que se puede hacer, son más las incógnitas que se plantean que las respuestas que se derivan de este estudio. Es evidente que habrá que seguir profundizando en esta línea de investigación, pero la posibilidad de que se consiga una buena evolución de uno de estos pulmones en un enfermo, con una supervivencia aceptable, se antoja lejana y, desde luego, bastante más complicada que en el caso del riñón o del hígado.
En suma, se entreabre una pequeña puerta más en el mundo del xenotrasplante, pero con bastantes más dudas que certezas.