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Rafael Matesanz

Creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes

Dentro de la carrera establecida en los últimos años por los investigadores de Estados Unidos y China por tomar la delantera en el campo de los xenotrasplantes, el equipo del Hospital Universitario de Anhui, en el este de China, da con este estudio un paso muy importante al demostrar por vez primera en un ser humano vivo que es factible la realización de un trasplante de hígado de cerdo genéticamente modificado. 

Si hace unos meses era otro equipo chino quien demostraba que era posible este tipo de trasplantes en un enfermo en muerte cerebral, en esta ocasión se trata de un paciente vivo con una cirrosis por virus B y un tumor de gran tamaño en el lóbulo derecho hepático que hacía inviable su resección sin aportar un hígado de sustitución. El trasplante se llevó a cabo con el hígado de un cerdo con 10 modificaciones genéticas logrando un buen funcionamiento durante 31 días en los que produjo bilis y fue capaz de fabricar albúmina y factores de coagulación propios de un injerto con buena función. Tuvo que ser retirado pasado este periodo por la aparición de una microangiopatía trombótica, una grave complicación que también puede verse en algunos trasplantados con injertos humanos, falleciendo finalmente a los 171 días por hemorragias digestivas. 

La experiencia es muy relevante porque el hecho de haber demostrado que el hígado porcino puede funcionar sin presentar rechazo ni provocar grandes complicaciones, al menos, durante un mes abre de par en par las puertas a su utilización en forma de ensayo clínico como ‘órgano puente’ en enfermos con fallo hepático fulminante, en espera de un hígado humano para trasplante que no siempre llega a tiempo. Este es el planteamiento de un ensayo aprobado ya en Estados Unidos (aunque todavía no hayan realizado ninguno) y también el propuesto a la ONT por la Universidad de Murcia, y con este artículo se demuestra que son perfectamente posibles. 

Como valor añadido de esta investigación está el hecho de que las modificaciones genéticas se han conseguido introducir en la camada porcina, incluyendo la eliminación de virus potencialmente patógenos, lo que favorecerá mucho su producción futura. 

Sigue estando lejos, como con los demás órganos porcinos trasplantados hasta ahora, lograr su supervivencia a largo plazo, algo que persiguen los investigadores chinos pero que, por el momento, no es un objetivo cercano en Estados Unidos, más centrados en la sustitución hepática de mantenimiento hasta el trasplante definitivo. 

Como en otras experiencias de xenotrasplantes, son más las preguntas que se plantean que las respuestas ofrecidas, pero se ha dado un paso de gigante con una posible aplicación práctica inmediata como órgano puente, algo que hasta ahora no se había producido de una forma verosímil con los otros órganos porcinos trasplantados. 

ES