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El estudio es una revisión sistemática y metaanálisis que compara las dietas ovo-lacto-vegetarianas y veganas con dietas omnívoras en niños y adolescentes (<18 años) en distintos países del mundo, por lo que proporciona una síntesis valiosa de la evidencia actual en poblaciones pediátricas. Se trata de la síntesis más completa hasta la fecha sobre este tipo de dietas en la infancia y adolescencia, al incluir 59 estudios y más de 48.000 participantes. Los resultados se estratificaron por el nivel de ingresos del país (bajos/medios versus altos) y por edades (preescolar <6 años y escolar >6 años).  

El estudio confirma que las dietas basadas en plantas, cuando están bien planificadas, pueden apoyar un crecimiento saludable en esta población y ofrecen ventajas, como concentraciones más bajas de colesterol total y LDL. Además, estos niños tienden a ser más delgados y con un menor riesgo de sobrepeso. Sin embargo, si las dietas no están bien supervisadas, corren otros riesgos, como el déficit de vitamina B12 (veganas), anemia y menor estatura, esto último posiblemente asociado con la ingesta de hierro, calcio y vitamina D. Curiosamente, los niños veganos consumían más hierro que los omnívoros, pero no era suficiente para mantener los niveles de ferritina, debido a que se trataba de hierro no hemo. 

Los autores declaran que no se incluyeron ensayos clínicos controlados y aleatorizados porque la intención era observar asociaciones entre el consumo habitual de estas dietas con la ingesta de nutrientes y marcadores de estado nutricional, pero sería adecuado hacerlo en el futuro, para poder hacer inferencias causales. 

Por otro lado, se encontró una alta heterogeneidad en los resultados debido a la edad. Aunque se estratificó por edad (<6 años y >6 años), entre niños de cerca de 6 años y adolescentes de hasta 18, que estaban en el mismo grupo, hay mucha diferencia en su estado de madurez fisiológica.  

Otro punto de crítica es que solo cuatro estudios excluían a aquellos participantes que tomaban suplementos y el uso de estos se informó de manera inconsistente en los estudios. Esto complica la interpretación de los resultados y podría darse la circunstancia de que las dietas ovo-lacto-vegetariana y vegana sin suplementar condujeran a mayores riesgos de deficiencias de ingesta de lo observado. Además, no se dispuso de datos sobre marcadores óseos para los participantes veganos. 

Por tanto, aunque se trata de un estudio muy valioso, sería necesario complementarlo estudios prospectivos y ensayos clínicos para evaluar los efectos a largo plazo de estas dietas en el desarrollo pediátrico.

ES