Óscar Zurriaga
Profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universitat de València y presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE)
En primer lugar, hay que decir que es importante poder tener información fidedigna de cuál es la situación real en China y en otros países limítrofes que puedan verse afectados de una manera más directa. Y no solo de las cifras de incidencia y fallecimientos, sino también de qué variantes están circulando en la actualidad en China. Es difícil poder hacer una evaluación correcta para poder tomar las medidas más adecuadas sin el conocimiento fiable de la situación actual.
Por otra parte, debe aplicarse la coordinación a nivel internacional de las medidas a adoptar, y es absolutamente necesaria a nivel de la Unión Europea.
Solicitar a los viajeros procedentes de China una prueba negativa de covid-19 o la pauta completa de vacunación parece razonable, pero probablemente no alcanzará la eficacia completa que se pretende, aunque sí puede retrasar algo el potencial impacto de lo que esté sucediendo en China.
La prueba que se solicite debería ser una PCR, y ser reciente (un máximo de 48 horas antes). Y en cuanto a la pauta completa de vacunación, esta debería poder acreditarse mediante un certificado reconocido internacionalmente, y en donde consten las fechas, y dosis de la vacunación y la vacuna recibida.
El problema de esta medida es que los viajeros que hayan salido desde China pueden no llegar directamente a España, sino haber hecho una o varias escalas en otros países o aeropuertos, por lo que habría que controlar a los pasajeros según su origen inicial y no según el origen del vuelo, algo que es bastante difícil y exige una coordinación internacional de medidas, aplicadas con los mismos criterios y el mismo rigor. Tenemos el precedente del cierre de vuelos con Sudáfrica en noviembre-diciembre de 2021 para detener la entrada de la variante ómicron y que no obtuvo la eficacia que se pretendía.
Si se adopta esta medida también será necesario disponer de un protocolo de actuación ante las personas que, independientemente de su prueba y pauta de vacunación, presenten síntomas en el momento de la entrada en el país (algo que ya se aplicó en el pasado) y preparar un sistema para efectuar pruebas en los lugares de entrada de viajeros por si fuera necesario ante esta posible eventualidad. Y también disponer con rapidez de la secuenciación de los virus que pudieran aislarse en estas personas.
En términos de protección y prevención hay que recalcar que, al margen de que se adopte esta medida u otras, hay que seguir insistiendo en la importancia de disponer de la pauta vacunal completa, incluyendo dosis de refuerzo, y del seguimiento de las medidas que la situación aconseje en cada momento: utilización de las mascarillas apropiadas o evitar el contacto directo con otras personas si se tienen síntomas o se está en lugares con altas aglomeraciones o mala ventilación, evitar el contacto estrecho con personas vulnerables sin la protección adecuada, y ventilar adecuadamente los espacios cerrados.
Es importante también evitar el riesgo de estigmatizar a personas según su origen, algo que ya sucedió al comienzo de 2020: estamos todavía en una pandemia y la afectación sigue siendo global.