Óscar Larrosa
Neurofisiólogo clínico, experto en Medicina del Sueño y responsable clínico-asistencial de la Unidad de Medicina del Sueño de MIP Salud-Medicina Integral Personalizada
Es un estudio de casos (ingesta de melatonina)-controles (no la toman), con un tamaño de sujetos investigados amplio y a largo plazo, con numerosas variables tenidas en cuenta. Está bien diseñado según los datos del resumen del trabajo. Las conclusiones en estos estudios son que se encuentra un hallazgo relevante ligado a otro con significación estadísticamente significativa. Esto no implica que el hallazgo sea necesariamente causado por el otro (la toma de melatonina durante un año al menos); simplemente que coinciden, pero hacen saltar las alarmas. Como bien dicen los autores, sería conveniente realizar más estudios tipo ensayo clínico bien diseñados para intentar confirmar una relación causal más estrecha, pero me parece muy relevante. Habrá que ver cuando se tenga acceso al trabajo completo la posible relación con dosis de melatonina ingeridas. Si se ha tenido en cuenta puede ser un dato importante.
Contexto: la discusión sobre el tiempo de toma y nivel de dosis tomadas de melatonina es un tema candente a nivel mundial entre los especialistas, con defensores de tiempos largos y/o dosis altas, y detractores que aconsejan prudencia en ambas cosas, por falta de datos fiables al respecto.
La melatonina es una neurohormona que es responsable de la aparición de la ventana de somnolencia que favorece el inicio del sueño nocturno, al segregarse entre una y tres horas antes de la aparición de dicha ventana en condiciones normales, con las circunstancias ambientales adecuadas, al estimular sus receptores cerebrales. Pero, además, se sabe que existen receptores de melatonina en gran parte de otros órganos corporales, incluido el corazón. Los efectos del estímulo de dichos receptores se han ligado a numerosas funciones, como efectos antioxidantes, inmunitarios y de probable regulación de funcionamiento de dichos órganos a nivel de ritmo biológico horario, circadiano. No está demostrado que dosis altas de melatonina ayuden más en la aparición de la somnolencia nocturna y no se conocen bien los posibles efectos a nivel cerebral a largo plazo, incluido el de posible saturación-inhibición de receptores melatonina cerebrales, aconsejándose por ello su toma a corto plazo, de meses, de manera continuada.
Las dosis altas o muy altas que recomiendan sus defensores, y/o a largo plazo, están ligadas sobre todo a sus posibles efectos beneficiosos en otros órganos a nivel antioxidante e inmunitario, incluido en enfermedades cancerosas, con evidencias prometedoras pero aún insuficientes, en especial, a nivel de tolerancia-efectos perjudiciales posibles. La pretendida inocuidad de la melatonina a largo plazo y/o con dosis altas no deja de ser algo no del todo confirmado en la actualidad. Este trabajo puede cambiar muchas cosas en estas percepciones, si se confirma y replica en otros estudios tipo ensayo clínico. Como hallazgo inicial en muchos sujetos y a largo plazo es muy relevante y va a tener profunda repercusión.