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La declaración de hambruna en Gaza: qué significa y dónde estamos ahora

El pasado 22 de agosto la ONU declaraba oficialmente la hambruna en Gaza, que se define como una situación extrema de inseguridad alimentaria en la que se carece de acceso suficiente a alimentos para sobrevivir, lo que provoca altas tasas de desnutrición, enfermedad y mortalidad. La Sociedad Española de Epidemiología explica cómo se evalúa técnicamente esta situación, así como las implicaciones de la declaración.

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Palestinos hacen cola para recibir una comida de una cocina que proporciona alimentos gratuitos para personas desplazadas en Khan Yunis, Franja de Gaza Sur, el 23 de agosto de 2025. EFE/EPA/HAITHAM IMAD

El sistema humanitario actual se creó tras la Segunda Guerra Mundial y se reformó sustancialmente a finales del siglo XX. Este sistema es una combinación de instrumentos jurídicos como leyes o tratados y un entramado de instituciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales que contribuyen a su cumplimiento. A nivel global, la ayuda humanitaria en contextos de guerra se gestiona mediante un sistema internacional coordinado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta gestión debe regirse por cuatro principios humanitarios esenciales: humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia operativa. Estos principios están reconocidos por la Asamblea General de la ONU y son exigidos por el Derecho Internacional Humanitario (DIH). 

La gestión de la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza por parte de la Fundación Humanitaria de Gaza o GHF (en sus siglas en inglés) siguiendo un plan establecido por el Gobierno de Israel y apoyado por el Gobierno de Estados Unidos, ha sido duramente cuestionada. Pese a las obligaciones establecidas por el DIH y al consenso global sobre los principios que rigen la acción humanitaria, las políticas implementadas por Israel han vulnerado de forma sistemática estos pilares.

Un artículo publicado en The Lancet el pasado mes de mayo ya avisaba de que casi medio millón de personas en Gaza estaban en riesgo de inanición debido a las restricciones sistemáticas al ingreso de ayuda

La ayuda ha sido instrumentalizada como herramienta de presión militar y sujeta a condiciones políticas y logísticas que han impedido su distribución eficaz y segura. Esta situación ha tenido su culmen en el sistema de reparto de comida organizado por el ejército israelí, que ha impuesto rutas de reparto con supervisión militar en las que han sido asesinadas cerca de mil personas. Un artículo publicado en The Lancet el pasado mes de mayo ya avisaba de que casi medio millón de personas en Gaza estaban en riesgo de inanición debido a las restricciones sistemáticas al ingreso de ayuda, estando ante una emergencia sanitaria que tenía, hace ya 4 meses, proporciones catastróficas.

Cómo se evalúa la inseguridad alimentaria

La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF, IPC por sus siglas en inglés) funciona como un sistema para clasificar las diferentes etapas que atraviesan las situaciones actuales de seguridad alimentaria, tomando como referencia su impacto tanto en la vida de las personas como en sus medios de subsistencia. Se trata de una iniciativa global e innovadora, basada en la colaboración de múltiples actores, cuyo objetivo es mejorar el análisis de la seguridad alimentaria y la nutrición para orientar la toma de decisiones. A nivel mundial, integra a más de veinte organizaciones e instituciones intergubernamentales, entre ellas la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO​), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF, el Banco Mundial y diversas ONGs y organismos regionales.

Los resultados obtenidos permiten a gobiernos, agencias de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias trabajar conjuntamente para evaluar la gravedad y la magnitud de la inseguridad alimentaria, así como de la malnutrición aguda, siguiendo estándares internacionales reconocidos. Para ello, distingue cinco fases de seguridad alimentaria: 1 (seguridad alimentaria plena), 2 (inseguridad alimentaria leve o moderada), 3 (crisis aguda de alimentos y medios de vida), 4 (emergencia humanitaria) y, en el nivel más grave, 5 (hambruna o catástrofe humanitaria). Además de la clasificación en una de estas 5 fases, la CIF considera el riesgo de que la situación se deteriore, lo que se denomina “riesgo de agudización de fase”, que clasifica en tres niveles: alerta, riesgo moderado y riesgo elevado.

Según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, la situación de la población de la franja de Gaza es de fase 5 (hambruna) para medio millón de personas, lo que supone el 22% de la población de Gaza

La CIF recopila y combina múltiples fuentes de información (producción agrícola, precios, nutrición, conflictos, etc.) para ofrecer un análisis sobre la situación de seguridad alimentaria. Sus resultados se expresan en mapas y cuadros que muestran la gravedad y magnitud de la inseguridad alimentaria. El proceso de la CIF se enmarca en un ciclo continuo de análisis y respuesta. Este análisis abarca seis aspectos clave: la severidad del impacto en vidas y medios de subsistencia, la extensión geográfica de la crisis, el número de personas afectadas, las causas inmediatas y estructurales, y la identificación de necesidades básicas y de apoyo a los medios de vida.

Según la CIF, la situación de la población de la franja de Gaza en el momento actual (proyección de mayo a septiembre) es de fase 5 (hambruna) para medio millón de personas, lo que supone el 22% de la población de Gaza. Esta hambruna se define como una situación extrema de inseguridad alimentaria en la que se carece de acceso suficiente a alimentos para sobrevivir, lo que provoca altas tasas de desnutrición, enfermedad y mortalidad. Además, más de un millón de personas se encuentran en un nivel 4 (situación de emergencia humanitaria) y se considera que, con el contexto actual, esta situación va a empeorar. Por último, hay que destacar que la totalidad de la población de Gaza se encuentra en situación de crisis alimentaria o de subsistencia o peor (fase 3 o superior).

La declaración de hambruna por parte de la ONU. ¿Y ahora qué?

El pasado 22 de agosto la ONU declaraba oficialmente la hambruna en Gaza, la primera en Medio Oriente, causada por el colapso deliberado de sistemas esenciales y el bloqueo de suministros básicos por parte del gobierno de Israel. António Guterres, secretario general de la ONU, la calificaba como un desastre provocado por el ser humano y un fracaso moral de la humanidad. El estado de Israel, declaraba la ONU, tiene la obligación legal como potencia ocupante de garantizar suministros humanitarios básicos, como alimentos y medicinas. Usar el hambre como arma constituye un crimen de guerra. Tom Fletcher (coordinador de Asuntos Humanitarios) denunció que los alimentos se acumulan en las fronteras mientras la población pasa hambre, debido a la obstrucción sistemática del gobierno de Israel.

La ayuda alimentaria por sí sola no basta: se necesitan intervenciones multisectoriales integradas (alimentación, nutrición, salud, agua y medios de vida), junto con la restauración de cadenas de suministro comerciales, servicios, mercados y producción local a gran escala

Según recomendaciones de la propia CIF, prevenir la hambruna requiere un alto el fuego inmediato e incondicional, así como un acceso a la asistencia humanitaria seguro y sostenido para poder entregar ayuda esencial (alimentos, atención sanitaria, agua, saneamiento, combustible y otros servicios básicos). Es fundamental proteger a la población civil, al personal humanitario y las infraestructuras críticas para garantizar la llegada de la asistencia. La ayuda alimentaria por sí sola no basta: se necesitan intervenciones multisectoriales integradas (alimentación, nutrición, salud, agua y medios de vida), junto con la restauración de cadenas de suministro comerciales, servicios, mercados y producción local a gran escala.

La declaración de hambruna en Gaza por la ONU tiene varias implicaciones. En primer lugar, reconocer oficialmente la situación de privación extrema en Gaza y señalar la responsabilidad legal del gobierno de Israel. En segundo lugar, llamar la atención sobre la crisis e intensificar así la presión política internacional para intervenir diplomáticamente y exigir un alto el fuego y el acceso de ayuda humanitaria. Por último, la declaración sirve como base técnica y legal para la monitorización de impactos, responsabilizar a agentes y registrar violaciones de derechos humanos.

En este sentido, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se alinea con los objetivos de las Agencias Internacionales y las ONG exigiendo un alto el fuego inmediato y suministros seguros con estrategias coordinadas para garantizar la seguridad, la equidad y el restablecimiento de infraestructuras y accesos en Gaza cuanto antes.

Junta directiva de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE): João Forjaz, Pello Latasa, Tania Fernández, Rebeca Ramis, Leonor Varela, Elisa Chilet, Esther Vicente, Isabel Portillo e Isabel Aguilar. 
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