Este artículo se publicó hace más de 3 meses

El deterioro de la salud mental de los jóvenes pulveriza la “curva de la infelicidad” de los menores de 50 años

Hasta ahora, el bienestar percibido seguía una curva en forma de U en función de la edad, disminuyendo –por la preocupación, el estrés o la depresión– hasta que las personas alcanzaban la mediana edad, los 50 años, para luego repuntar hasta la vejez. Con el malestar, la U se invierte y hablamos de la “curva de la infelicidad”, con forma de joroba. Ahora, una investigación publicada en PLOS One con datos de EEUU y Reino Unido afirma que este malestar asociado a la edad está disminuyendo y ya no existiría tal joroba. La razón del cambio sería el deterioro de la salud mental de los jóvenes, sobre todo de los menores de 25 años. El estudio incluye además datos de 44 países de entre 2020 y 2025 –entre ellos España– y confirma que el malestar ya no tiene forma de joroba, sino que disminuye con la edad.  

27/08/2025 - 20:00 CEST
Reacciones

Eduard Vieta - curva infelicidad

Eduard Vieta

Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM)

Science Media Centre España

El artículo se centra en un tema extremadamente importante, como es el malestar emocional, la salud mental comunitaria y la percepción de infelicidad. El estudio tiene una correcta base científica, aunque se basa en información reportada y, por tanto, necesariamente subjetiva. En este sentido, se trataría más de salud mental percibida que de salud mental real, y también de una evaluación de bienestar social y felicidad, o más bien de sus antónimos, malestar social e infelicidad.  

Los resultados son novedosos y tienen implicaciones respecto a la percepción de la vida y la satisfacción con la misma, especialmente en los jóvenes. Los autores proponen una serie de factores que podrían explicar el malestar emocional de los jóvenes, algunos de los cuales, como el limitado poder económico y acceso a la vivienda, comparto, y especialmente el impacto de las redes sociales a través de los teléfonos inteligentes, que globalizan el malestar y radicalizan las percepciones sociales.  

Pero creo que falta mencionar también, de forma más global, el contraste entre las expectativas y la realidad. Las generaciones jóvenes de la mayor parte de países incluidos en el trabajo han recibido una educación muy sobreprotectora y han desarrollado una baja tolerancia a la frustración. Creo que este aspecto es también relevante para explicar su malestar emocional. 

Declara no tener conflicto de interés
ES

Maite Garaigordobil - jóvenes curva infelicidad

Maite Garaigordobil Landazabal

Doctora en Psicología, especialista en Psicología Clínica, catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y académica de número en la Academia de Psicología de España

Science Media Centre España

“El artículo The declining mental health of the young and the global disappearance of the unhappiness hump shape in age (Blanchflower, Bryson y Xu) analiza la evolución del bienestar subjetivo y del malestar a lo largo de la edad. Tradicionalmente, numerosos estudios han mostrado una curva en U del bienestar (descenso hasta la mediana edad y recuperación posterior) y una joroba del malestar (pico en la mediana edad). Sin embargo, nuevos análisis evidencian que esta regularidad ha cambiado: actualmente el malestar disminuye de manera continua con la edad. El factor explicativo central es el deterioro de la salud mental de los jóvenes, tanto en términos absolutos como en comparación con los adultos mayores. El análisis, basado en datos de la encuesta Global Minds de 44 países, incluidos Estados Unidos y Reino Unido (2020–2025), confirma que la forma de joroba del malestar ha desaparecido y que ahora se observa una tendencia decreciente con la edad a nivel internacional”.   

¿El estudio es de buena calidad?   

“Sí. El trabajo presenta un diseño sólido y riguroso, se apoya en fuentes de datos representativas, robustas y de gran escala, como el BRFSS en EE. UU. (Behavioral Risk Factor Surveillance System), la UKHLS (UK Household Longitudinal Survey), la APS (Annual Population Surveys) en Reino Unido y la Global Minds con 44 países y más de 1,7 millones de observaciones. Otro punto fuerte del estudio es que utiliza tanto análisis descriptivos (gráficos), como análisis de regresión que refuerzan la consistencia de los hallazgos, su validez interna. Además, el artículo se publica en una revista de alto impacto internacional con revisión por pares (PLOS One), lo que añade garantías de calidad académica. Finalmente, cabe destacar que el trabajo identifica un fenómeno de gran repercusión social, que conecta con la agenda global de salud mental y juventud”.   

¿Son novedosos sus resultados?   

“Sí, los resultados son muy novedosos. El estudio rompe con una de las regularidades más citadas en ciencias sociales, la curva en U del bienestar y la joroba del malestar con la edad. Demuestra que esa forma desapareció en EE. UU., en Reino Unido y globalmente, siendo sustituida por un descenso del malestar con la edad. El estudio resulta relevante porque cuestiona un hallazgo empírico muy consolidado: la existencia de la curva en U del bienestar y de la joroba del malestar a lo largo de la vida.  

La evidencia presentada muestra que este patrón está cambiando y que la salud mental de los jóvenes se está deteriorando de forma significativa, lo que genera un nuevo escenario para la investigación y la intervención educativa y social. El hallazgo de que la salud mental juvenil se ha deteriorado más que la de adultos mayores es relevante y preocupante, y conecta con debates actuales sobre redes sociales, desigualdad generacional, efectos de la covid-19, precarización laboral, etc.”.   

¿Qué implicaciones tiene?   

“En mi opinión, los resultados del trabajo tienen cuatro implicaciones educativas y sociales relevantes:    

  1. Los resultados refuerzan la necesidad de desarrollar estrategias en los centros educativos, a lo largo de toda la escolaridad incluida la universitaria, con la finalidad de realizar una detección temprana (que implica formación docente para identificar signos de malestar derivando cuando sea necesario), así como un trabajo de prevención universal para evitar los problemas y promover el bienestar (programas en el aula que fomenten el desarrollo socioemocional, programas sobre bienestar, autocuidado digital, resiliencia, convivencia positiva…). Implican un reto para la educación, el de promover la resiliencia, la gestión de las emociones y habilidades digitales para reducir riesgos asociados a factores como el uso problemático de internet o las redes sociales (actividades que fomenten el uso responsable de la tecnología, educar en competencias digitales críticas para prevenir efectos negativos de redes sociales y sobreexposición online). 
  2. Los resultados subrayan la necesidad de programas de promoción de la salud mental en la juventud, tanto en la escuela como en la comunidad. En los centros educativos, mediante la promoción de espacios de diálogo donde el alumnado pueda expresar preocupaciones, temores, donde puedan hablar de sus problemas de salud mental con la finalidad de erradicar el estigma sobre la salud mental. Todo ello en colaboración con las familias y los profesionales de la salud para establecer redes de apoyo que trasciendan el ámbito escolar. 
  3. Los resultados apuntan a la urgencia de diseñar políticas públicas integrando diversos ámbitos (educación, salud, trabajo, familia) que apoyen a las nuevas generaciones frente a este deterioro. Es necesario priorizar la salud mental juvenil como un problema estructural y no solo coyuntural. Además, estos datos permiten inferir un riesgo de esta situación de cara al mercado laboral, la productividad y la cohesión social si no se actúa, ya que el malestar y los problemas de salud mental influyen en el rendimiento académico, la formación y, por consiguiente, en el acceso y productividad en el trabajo.  
  4. Los resultados enfatizan la necesidad de investigación para explorar de modo más profundo las causas de este aumento del malestar y de los problemas de salud mental en la adolescencia y juventud (expectativas frustradas, digitalización, pandemia, infrafinanciación de servicios de salud mental…) y para diseñar intervenciones basadas en evidencia”.   

¿Qué limitaciones tiene? 

“Entre las limitaciones del estudio cabe destacar: 

  1. Su diseño de investigación transversal, porque al trabajar con datos transversales repetidos y no con estudios longitudinales estrictos (seguimiento de los individuos en el tiempo), limita la capacidad de inferir causalidad (relación causa-efecto). El estudio identifica tendencias, pero no demuestra de manera concluyente qué factores causales (por ejemplo, uso problemático de internet y las redes sociales, precariedad laboral, crisis económica, covid, aislamiento social…) explican el deterioro del bienestar y la salud mental en los jóvenes. 
  2. El uso de autoinformes para recoger los datos, en los que los participantes informan sobre sus percepciones subjetivas y pueden estar influidas por sesgos culturales o sociales de deseabilidad social. 
  3. Aunque los autores reconocen que el deterioro se inicia en la adolescencia temprana (10-16 años), los datos analizados empiezan hacia los 18 años y falta información sobre la adolescencia temprana.    

En síntesis: el estudio tiene alta calidad y gran impacto, con resultados muy novedosos que cambian la forma de entender la relación entre edad y bienestar. Sus implicaciones son enormes para salud pública, educación y políticas sociales, aunque sus limitaciones metodológicas aconsejan complementarlo con estudios longitudinales, clínicos y cualitativos que profundicen en las causas. 

El hallazgo de que el malestar decrece con la edad, pero comienza alto en la juventud, evidencia que los y las adolescentes y jóvenes constituyen hoy un grupo vulnerable en términos de salud mental, lo que invita a reforzar el papel de la escuela como agente de protección y prevención. Los resultados sugieren que invertir en el bienestar y la salud mental del alumnado no solo mejora el clima escolar y el rendimiento académico, sino que garantiza un desarrollo humano más equilibrado y resiliente de las nuevas generaciones”. 

Declara no tener conflicto de interés
ES
Publicaciones
The declining mental health of the young and the global disappearance of the unhappiness hump shape in age
    • Artículo de investigación
    • Revisado por pares
    • Humanos
Revista
PLoS ONE
Fecha de publicación
Autores

Blanchflower DG et al.

Tipo de estudio:
  • Artículo de investigación
  • Revisado por pares
  • Humanos
Las 5W +1
Publica
FAQ
Contacto