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Rafael Matesanz

Creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes

Se trata, sin duda, de un muy buen artículo fruto de la cooperación de un buen número de instituciones españolas e internacionales, lideradas por el Instituto de Bioingeniería de Cataluña sobre un tema como son los organoides con un gran futuro potencial. 

Los organoides son versiones reducidas y simplificadas de un órgano humano que se cultivan en el laboratorio y que están compuestos por distintas células organizadas en estructuras tridimensionales de pequeño tamaño, que pueden ir de micras a centímetros, similares a los tejidos u órganos vivos, en este caso el riñón.  

Aunque hay diversas formas de producirlos, partiendo de distintos tipos de células, los que más nos interesan para este tipo de estudios de trasplantes son los generados a partir de células madre pluripotentes inducidas (IPS). Sin embargo, uno de los principales problemas hasta ahora era la dificultad de generarlos de una forma sencilla y reproducible. 

El que probablemente es el mayor valor de este artículo es la descripción por vez primera de un método sistemático y escalable para producir estos organoides renales humanos en cantidades significativas y de una forma asequible, utilizando técnicas de microagregación e ingeniería genética. El procedimiento que aquí se describe puede tener una gran utilidad en investigaciones futuras. 

En cuanto a la segunda parte del artículo, el intento de que estos organoides puedan servir de alguna manera para ser trasplantados, hay que recordar que el mayor problema de que sirvan para ello es que hasta el momento no hemos conseguido que desarrollen una estructura de vasos sanguíneos adecuada, con lo que pueden valer para probar fármacos, estudiar el desarrollo de los órganos u otras aplicaciones, pero no para este fin. Por eso, el enfoque de este trabajo es original y potencialmente valioso para investigaciones futuras, ya que consigue infundir organoides renales humanos mediante máquinas de perfusión normotérmica de las utilizadas habitualmente en clínica, en riñones porcinos.  

Los investigadores consiguieron que, tras el trasplante de estos riñones porcinos modificados a otros cerdos, los organoides humanos infundidos persistieran integrados en el tejido renal porcino, manteniendo su viabilidad y sin desencadenar respuestas inmunes significativas. Ello podría abrir la puerta a un procedimiento para reparar riñones y mejorar su viabilidad antes del trasplante. 

Obvio es decir que esta parte del estudio está en fase preclínica y es todavía muy incipiente, pero el hecho de poder disponer fácilmente y en abundancia de estos organoides renales podrían acelerar su traslado a la clínica, aparte del hecho de que la utilización de las máquinas de perfusión permiten introducirlos en el parénquima renal y evaluar perfectamente los cambios inducidos por los mismos en el riñón “en vías de reparación”.

ES