Reacción a "Reacciones: la exposición a espacios verdes urbanos se asocia con un envejecimiento epigenético más lento"

Se trata de un interesante estudio sobre la relación entre la exposición al verdor en un radio de 5 km durante veinte años (medido a través de imágenes por satélite que detecta el verdor mediante infrarrojos) y el envejecimiento mediante el estudio de cambios en la expresión genética asociados al envejecimiento. En líneas generales, los resultados muestran que una mayor exposición al verdor se asocia con un menor grado de envejecimiento. Además, observan que esta asociación se da más entre mujeres, personas blancas y personas de barrios con un mayor nivel de carencias, lo cual tiene implicaciones en cuanto al diseño de políticas públicas que busquen reducir las desigualdades en salud. Al ser un estudio realizado en diferentes regiones de Estados Unidos, los resultados podrían no ser extrapolables al contexto español, por ejemplo, al tener un diseño urbano con una historia y evolución diferentes. 

El valor del estudio es el seguimiento que han realizado las personas investigadoras a las mismas personas en un intervalo de tiempo de veinte años, lo que permite controlar algunos problemas de diseño en estudios epidemiológicos sin seguimiento. Sin embargo, de las más de 5.000 personas participantes que inician el estudio, tan solo analizan a 924 personas de las que disponen la información completa sobre las variables del estudio tras veinte años de seguimiento. Estas personas podrían tener unas características distintas del resto de personas no incluidas en el análisis. Otro problema de la investigación es que no estudian los tipos de espacios verdes y su calidad a los que las personas han estado expuestas, lo que podría explicar algunas de las diferencias encontradas entre grupos sociales y que podrían hacer un uso distinto de estos espacios, a pesar de considerarse expuestos por encontrarse alrededor de sus viviendas. Por último, aunque el estudio de cambios genéticos es interesante, los resultados son más difíciles de interpretar en comparación con otros estudios que analizan calidad de vida, enfermedades o mortalidad.