Joana Vanesa Pérez
Profesora en la facultad de Ciencias de la Salud, en el grado de Psicología, en el máster de Neuropsicología Clínica y en el máster de Gerontología y Atención Centrada en la Persona
La nota de prensa refleja adecuadamente las principales conclusiones del estudio, el uso de tecnologías digitales, como internet, ordenadores y teléfonos inteligentes, se asocia a un menor riesgo de deterioro cognitivo y de diagnóstico de demencia en adultos mayores de 50 años. Además, destaca que estos beneficios no se explican únicamente por factores demográficos, socioeconómicos o de salud, lo que respalda la hipótesis de un efecto protector de la tecnología sobre la función cognitiva.
El metaanálisis presenta una base sólida, al integrar datos de 57 estudios que abracan más de 411.430 participantes. Sigue criterios metodológicos rigurosos, como las directrices PRISMA para revisiones sistemáticas e incorpora evaluaciones de calidad mediante la herramienta del National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI). Los resultados muestran una notable consistencia al restringir los análisis a los estudios de mayor calidad. Asimismo, se controlaron factores de confusión relevantes, como edad, educación, estado de salud y diversos proxies de reserva cognitiva.
Este trabajo se alinea con la evidencia previa sobre la teoría de la reserva cognitiva y la amplía, no solo las actividades tradicionales, como la lectura o los juegos de mesa, sino también el uso habitual de tecnologías digitales, podrían contribuir a preservar la salud cognitiva en la vejez.
No obstante, el estudio presenta algunas limitaciones. Aunque el número total de participantes fue elevado, la cantidad de estudios incluidos en los análisis de moderación limita la potencia estadística para detectar efectos moderadores. Además, al basarse mayoritariamente en estudios observacionales, no puede establecerse causalidad. Muchas mediciones de exposición digital se basaron en autoinformes y carecieron de información sobre el inicio del uso de tecnologías como internet o teléfonos inteligentes, lo que restringe la comprensión de los patrones de exposición y su impacto cognitivo. También algunos indicadores de reserva cognitiva, como el nivel de inteligencia o la adquisición de nuevas habilidades, han sido poco explorados. Por último, la mayoría de los estudios se realizaron en países de ingresos medios-altos, limitando la generalización de los resultados a otros contextos.
Un aspecto especialmente novedoso del metaanálisis es que trabaja con los llamados "pioneros digitales", la generación que lideró la revolución tecnológica global y que ahora comienza a alcanzar edades en las que el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas aumenta.
Las implicaciones prácticas de estos hallazgos son relevantes. Fomentar el acceso y el uso moderado de tecnologías digitales entre los adultos mayores podría convertirse en una estrategia efectiva para prevenir el deterioro cognitivo. Asimismo, el estudio subraya la necesidad de desarrollar programas de alfabetización digital accesibles y adaptados a las personas mayores, promoviendo un uso equilibrado que maximice los beneficios y minimice los riesgos. Este metaanálisis aporta evidencia robusta de que la tecnología, utilizada de forma adecuada, puede ser una aliada poderosa para promover un envejecimiento cognitivo saludable y preservar la autonomía funcional en la vejez.