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Iván Fernández Vega

Profesor Titular de Anatomía Patológica de la Universidad de Oviedo, director científico del Biobanco del Principado de Asturias (BioPA) y coordinador del hub de Organoides de la plataforma de Biomodelos y Biobancos del ISCIII

El estudio realizado por Tonsho et al. es de alta calidad científica. Se publica en Science Translational Medicine, una revista de gran prestigio en el ámbito biomédico, que se encuentra en el primer decil, tercil y cuartil en la categoría de "Medicina, Investigación y Experimental", ocupando el puesto 2 de 189 revistas, con un percentil de 98.9%. El estudio utilizó un modelo preclínico con primates no humanos, que son modelos experimentales más representativos de la fisiología humana en comparación con roedores y cerdos, como previamente habían hecho. Han comparado diferentes estrategias de trasplante (trasplante aislado de corazón vs. trasplante combinado de corazón y riñón) bajo condiciones bien controladas. Se emplearon múltiples análisis, como secuenciación de ARN, histología detallada y estudios inmunológicos, lo que aporta solidez a las conclusiones.

El estudio es muy interesante y va en la misma línea de investigación de este grupo, quienes ya habían realizado experimentos similares en ratones y también en cerdos. En este trabajo lo han escalado a primates y profundizado en el mecanismo subyacente de inmunotolerancia. Vaya por adelantado que el rechazo de nuestro sistema inmune a un órgano o tejido externo es mucho más potente que ante cualquier infección. También que estudios previos sobre la inducción de tolerancia ya habían revelado una jerarquía específica para cada órgano: el riñón y el hígado presentan una forma aumentada de privilegio inmunológico y son propensos a la tolerancia, mientras que el corazón y los pulmones son en gran medida resistentes a la tolerancia.

En este estudio han observado que generando un quimerismo hematopoyético mixto transitorio mediante la combinación de condicionamiento no mieloablativo y trasplante de médula ósea de donante (DBMT) y acompañado del trasplante de riñón (con privilegio inmunológico) puede establecer una tolerancia sistémica que permite la supervivencia a largo plazo de órganos cotrasplantados como el corazón, que originalmente eran refractarios a la inducción de tolerancia. También sugieren que la aceptación del aloinjerto no se debe a la ignorancia o incompetencia inmunológica del huésped, sino a un proceso activo iniciado y/o mediado por el riñón del donante, lo que lleva a una tolerancia sistémica robusta y, en consecuencia, a la supervivencia a largo plazo del aloinjerto cardíaco. Por tanto, en este trabajo han demostrado también el fenómeno de "Kidney-Induced Cardiac Allograft Tolerance" (KICAT) en un modelo preclínico de primates no humanos.

El estudio se basa en evidencia previa sobre la inducción de tolerancia inmunológica mediante trasplante de médula ósea de donante, lo cual ha sido efectivo en trasplantes renales, pero no en cardíacos. La principal novedad es la demostración de que la cotransplantación de riñón y corazón del mismo donante puede inducir tolerancia a largo plazo en primates sin necesidad de inmunosupresión. Se ha identificado un mecanismo potencial basado en estructuras linfoides ricas en células T reguladoras (Foxp3+) en los riñones trasplantados, que parecen contribuir a la tolerancia del corazón.

Las implicaciones son significativas, ya que esta estrategia podría aplicarse en pacientes con insuficiencia cardíaca y renal terminal que requieren un trasplante combinado. De ser trasladado a la práctica clínica, podría reducir la dependencia de fármacos inmunosupresores y sus efectos adversos, mejorando la calidad de vida de los pacientes y prolongando la supervivencia de los injertos.

El estudio presenta varias limitaciones a considerar. Cabe decir que los autores reconocen que, aunque el estudio es prometedor, los mecanismos exactos detrás de la tolerancia aún no se comprenden completamente y se necesitan más investigaciones para su aplicación en humanos. Conviene destacar las siguientes limitaciones:

  • Modelo animal: aunque los primates son modelos preclínicos valiosos, la extrapolación a pacientes humanos requiere más estudios clínicos.
  • Muestra relativamente pequeña: podría influir en la generalización de los resultados.
  • Tiempo de seguimiento: a pesar de los resultados prometedores a largo plazo en primates, se necesita un seguimiento más extenso para evaluar la durabilidad de la tolerancia en humanos. No obstante, conviene destacar que algunos de los receptores fueron monitorizados por más de 5 años y con biopsias periódicas para descartar tanto rechazo agudo como crónico.
  • Factores inmunológicos individuales: la variabilidad genética en los humanos podría afectar la reproducibilidad de estos resultados, especialmente en relación con la histocompatibilidad entre donante y receptor.
  • Complicaciones postoperatorias: algunos animales desarrollaron desórdenes como trastornos linfoproliferativos postrasplante (PTLD) y anemia persistente, lo que indica que aún hay riesgos clínicos a evaluar en humanos.

Finalmente me gustaría destacar que en el estudio han participan dos patólogos (Ivy A. Rosales y Robert B. Colvin), afiliados al Departamento de Patología, Massachusetts General Hospital, Boston, MA, EEUU, a una institución reconocida por su experiencia en trasplantes y patología, lo que aporta credibilidad a la evaluación histopatológica de los injertos en el estudio.

ES