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Carmen Pérez Rodrigo

Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, miembro del Grupo Colaborativo para la elaboración de las Guías Alimentarias para la población española de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC)

Los resultados de este interesante estudio están en línea con otras publicaciones, aunque algunos estudios han reportado resultados que no concuerdan. Las observaciones reflejan que las personas que siguen dietas más sostenibles (según el estándar y forma de medición propuesta por la Comisión EAT-Lancet, formada inicialmente por 37 científicos de 16 países, líderes en diversas disciplinas) también se benefician de menor riesgo de mortalidad por todas las causas, en conjunto.  

La mayor fortaleza es que los autores han analizado información de dos bases de datos que incluyen muchos individuos, con una metodología cuidada. Por lo que se refiere al estudio de EE. UU., el estudio NHANES es un estudio transversal que recoge información en ciclos de dos años en una muestra al azar representativa de la población de EE. UU. Cada ciclo, por lo tanto, analiza personas diferentes y muestra la fotografía del momento. Los autores han analizado conjuntamente los datos de las personas que participaron en este estudio entre 1999 y 2018 (de 20 y más años). Los datos del estudio están vinculados con la información del National Death Index (NDI), por lo que han podido analizar qué personas habían fallecido, cuándo y la causa del fallecimiento. En este caso han considerado la información hasta 2019. 

El estudio británico (UKBiobank) es un estudio longitudinal en el que se reclutaron más de 500.000 personas (40 a 69 años) entre 2006 y 2010 a quienes se ha realizado mediciones en tres momentos diferentes. La información está vinculada con datos del Sistema Nacional de Salud (NHS), incluida la fecha y causas de fallecimiento, en su caso. 

Además, han completado la información con un metaanálisis, es decir, un análisis de revisión sistemática y análisis de resumen de los datos de estudios epidemiológicos en los que los autores se plantearon preguntas de investigación similares. 

Sin embargo, es necesario tener en cuenta algunas limitaciones. ¿En qué información sobre los hábitos alimentarios de los participantes se han basado? Por lo que se refiere al estudio NHANES, los autores han considerado la información sobre lo que los participantes consumieron en un día cuando participaron en el estudio, lo que conlleva que son estimaciones no muy precisas (no describen que realizaran ajustes teniendo en cuenta que la ingesta de alimentos varía mucho entre personas y también en cada persona de unos días a otros). Además, describen que la mediana del periodo de seguimiento en este grupo fue de 9,3 años (supone que para la mitad de los participantes este periodo fue interior, pero para la otra mitad el tiempo transcurrido fue mayor a 9,3 años, incluso hasta 18 años). En el análisis no han tenido en cuenta si a lo largo del periodo de seguimiento cambiaron estos hábitos alimentarios. 

Por lo que se refiere al estudio británico, solo consideraron para el análisis los participantes para los que había datos de más de un día de ingesta y consideraron el promedio de los días de ingesta disponibles. Los participantes completaron las mediciones y cuestionarios en tres ocasiones diferentes a lo largo del tiempo. 

Otra limitación que debe tenerse en cuenta al interpretar los resultados está relacionada con la forma de medir el impacto medioambiental del consumo alimentario estimado, puesto que solo se ha basado en la estimación de la emisión de gases de efecto invernadero (GHGe), pero los autores no han considerado otras dimensiones del impacto medioambiental.  

Cada vez es mayor la evidencia científica que respalda el papel de la dieta como posible factor de riesgo o elemento protector para la salud. Sobre esta base científica se puede afirmar que una alimentación saludable debe estar basada en el consumo diario de alimentos de origen vegetal, principalmente frutas y verduras; también legumbres y cereales, sobre todo integrales, junto con cantidades variables de alimentos de otros grupos (huevos, lácteos, pescados, carnes), alternando. Este perfil alimentario coincide con un patrón de consumo que también se asocia con menor impacto medioambiental en cuanto a la emisión de GHGe y otras dimensiones del impacto ambiental. Además, concuerda con el patrón de la dieta mediterránea, cuyos efectos favorables sobre la salud están respaldados por evidencia científica y en diversos estudios también se ha observado un impacto ambiental más favorable en comparación con otros patrones alimentarios.

ES