Alejandro Sánchez de Miguel
Investigador posdoctoral EMERGIA en la Oficina de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC
El estudio recientemente publicado sobre contaminación lumínica en Chile, elaborado por algunos de los mayores expertos a nivel mundial en modelización, ofrece en principio las máximas garantías científicas. Los datos que presenta confirman una preocupación creciente: en Chile, la contaminación lumínica ha aumentado de manera significativa en la última década. Esto ya lo documentamos en el estudio que organizamos desde la Universidad Complutense de Madrid y esta tendencia sigue consolidándose.
Uno de los principales problemas de la legislación chilena, al menos en su versión más conocida, es que no contempla adecuadamente el impacto acumulado de distintas instalaciones en un área, lo que introduce un factor de riesgo para la preservación de los cielos oscuros. Esto es especialmente relevante en proyectos de gran escala como este, que se ubican cerca de áreas prácticamente impolutas. Estas zonas, hasta ahora, presentan niveles mínimos de contaminación lumínica, limitados principalmente a la línea del horizonte.
Sin embargo, la construcción de un megaproyecto a tan solo 5 o 10 kilómetros podría tener impactos significativos. No solo aumentaría la contaminación lumínica directa por la emisión de luz, sino que también contribuiría a un incremento del polvo en la atmósfera, agravando la dispersión de la luz y afectando la calidad del cielo nocturno. Esto representa un riesgo considerable para la preservación de uno de los recursos naturales más valiosos de Chile: sus cielos oscuros, que son referencia mundial para la astronomía y la ciencia.
Es fundamental que cualquier proyecto de esta naturaleza considere de manera rigurosa tanto los impactos directos como los acumulativos en el entorno. Los cielos oscuros de Chile no solo son patrimonio científico, sino también cultural y natural, y su preservación debe ser una prioridad internacional.
Los telescopios de Cerro Paranal son la principal ventana del universo del hemisferio sur y muy cerca se está construyendo, en el Cerro Armazones, el nuevo telescopio muy grande, el ELT. Afectar la calidad de la observación astronómica en esas áreas es dañar de manera importante las capacidades del ser humano para realizar ciencia a largo plazo. Hay que pensar que si la luz está funcionando constantemente es un precedente muy malo. Lo que es la luz en sí misma afectaría y supondría un aumento del coste de operación del observatorio, pero no me parece tan grave como la cantidad de polvo que pueda dispersar. El polvo amplifica la contaminación lumínica no solamente de este sitio sino de cualquier otro sitio circundante.