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África González-Fernández

Catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, investigadora del Instituto de investigación Galicia sur (IIS-GS) y académica de la RAFG

Es un día muy importante para la Inmunología y ya llevábamos años esperando este momento. Erróneamente se pensaba que el sistema inmunitario era un mero sistema de defensa externo, que detectaba patógenos y rechazaba trasplantes incompatibles. Este modelo cambió, el sistema inmunitario es un sistema de control interno, de vigilancia, y detecta señales de peligro, hace inmunovigilancia de células deñadas, envejecidas o tumorales, participa en la reparación de heridas, detecta patógenos y órganos trasplantados, pero también tenemos células que regulan que todo el proceso no se descontrole, las células T reguladoras, que, de forma activa, controlan que no haya una activación autorreactiva frente a nuestros propios órganos y tejidos. Nos protegen de desarrollar enfermedades autoinmunitarias y lo hacen parando a otras células para que no se activen de forma descontrolada. 

Estas células y un factor que las define el foxp3, son las células T reguladoras. El doctor Sakaguchi identificó a unas células con capacidad reguladora. Unos años más tarde, los doctores Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, en un modelo de ratón que desarrollaba autoinmunidad, encontraron un gen mutado responsable de lo que le pasaba al ratón, el foxp3.  Unos años más tarde, se cerró el círculo, las células T reguladoras expresaban foxp3 y, si está mutado, no funcionan. Estas células se originan en dos sitios: directamente del timo o en la periferia.

La mutación del foxp3 condiciona un síndrome raro asociado al cromosoma X que afecta a varones, que se denomina síndrome IPEX (siglas de inmunodesregulación, poliendocrinopatía y enteropatía, asociado al cromosoma X). Los niños afectados suelen tener manifestaciones muy pronto de autoinmunidad y afectación de muchas glándulas endocrinas.   

El conocimiento de este nuevo tipo celular ha sido muy importante para la Inmunología y a sus potenciales aplicaciones. Por una parte, podemos activar estas células para que ayuden a controlar mejor la autoinmunidad o el rechazo de trasplantes, y por otra, podemos inhibirlas para incrementar respuestas (antitumorales). Estos investigadores han permitido abrir un nuevo camino de conocimiento del sistema inmunitario, así como diversas posibles terapias.

ES