Víctor Resco de Dios
Profesor de Ingeniería forestal y Cambio global de la Universidad de Lleida
El informe de la ‘Cuenta Atrás’ (Countdown) que la revista The Lancet publica anualmente desde 2017 analiza los impactos del cambio climático sobre la salud. El informe de este año pone de manifiesto cómo el cambio climático resultante de las emisiones de gases con efecto invernadero, junto con la incapacidad por parte de nuestros gobernantes de tomar medidas adaptativas, nos está dejando con un reguero creciente de víctimas mortales que se hubieran podido evitar. Estamos hablando de fallecimientos relacionados con las olas de calor, la contaminación, o enfermedades que, como el dengue, se están expandiendo con el calentamiento climático. El informe también cuantifica cómo en España se han perdido más de 170 millones de horas de trabajo por el creciente estrés climático, o que se ha producido una pérdida a nivel global de la competitividad del 5 %.
El año 2023 ha registrado la segunda mayor subvención para los combustibles fósiles. Y es que el contribuyente ha ‘donado’ con sus impuestos 956.000 millones de dólares a esas empresas globalmente. Resulta particularmente llamativo que, tras el cierre de sus centrales nucleares, Alemania se haya convertido en uno de los seis países que más subvenciones está realizando a los combustibles fósiles, con casi 62.000 millones de dólares anualmente (una subvención que equivale al 11,5 % de su presupuesto en sanidad). Esto se debe a la necesidad de bajar los precios de la energía tras haber confiado en el gas ruso y en la energía solar, y debería enseñarnos que el cambio climático debería darnos mucho más miedo que la energía nuclear, dado que se trata de una amenaza mucho más real, tangible e inmediata para nuestra salud y economía.
España está lejos de esa cifra, pero aún destinamos 6.800 millones de dólares a subvencionar el cambio climático, lo que equivale al 1 % de los Presupuestos Generales del Estado en el año 2023, la última vez que se aprobaron. El estudio estima que en España murieron de forma prematura unas 40.000 personas por un consumo insuficiente de comidas basadas en vegetales, un recordatorio del elevado coste que tiene para nuestra salud el no seguir la dieta mediterránea.
En definitiva, el estudio dibuja un escenario cada vez más dantesco, donde se constata cómo ya están aquí esas previsiones climáticas que antes se dibujaban como un escenario lejano y futuro. Y lo que vemos ahora es apenas la previa del futuro que nos espera si seguimos como hasta ahora.