Víctor Fernández-García
Profesor en el departamento de Ingeniería y Ciencias Agrarias de la Universidad de León
El estudio superrápido ofrece una síntesis sobre los incendios ocurridos en el noreste de la península ibérica durante el verano de 2025. Específicamente, aporta datos históricos sobre el área quemada que ilustran cómo este año ha sido extraordinario, y ofrece una contextualización meteorológica detallada.
El punto fuerte de los análisis que llevan a cabo los autores es, sin duda, el aspecto climático. Presentan una evidencia robusta de cómo el riesgo meteorológico de incendios ha aumentado durante las últimas décadas. Según muestran, esto significa que las condiciones meteorológicas que hemos tenido este verano serán cada vez más frecuentes (aproximadamente una vez cada 15 años) e intensas (un 30 % más propensas a incendios). Resulta muy interesante, pues demuestra cómo las condiciones sufridas serían muy improbables antes de que los humanos comenzáramos a calentar la atmósfera (una vez cada 2.500 años).
Metodológicamente, el análisis se basa en índices y fuentes de datos de referencia, como el DSM (un derivado del Fire Weather Index) o los datos meteorológicos ERA5, por lo que las conclusiones sobre el cambio en el riesgo meteorológico de incendios durante las últimas décadas pueden considerarse robustas.
Las principales limitaciones del estudio se refieren a algunas afirmaciones no relacionadas con el aspecto meteorológico. Por ejemplo, los autores indican que los incendios de este año han sido los peores desde 1961, lo que no está respaldado por los datos que ellos mismos ofrecen sobre área quemada, ya que se trataría del quinto peor año en España. Quizás sean los peores incendios, pero puede que en otros aspectos no explorados en el artículo, como tamaño o intensidad. El artículo también aborda otros aspectos, como la vulnerabilidad y la exposición de la población a los incendios, si bien no realiza análisis propios al respecto.
Las implicaciones podrían ser importantes. Por ejemplo, los resultados se alinean plenamente con la principal asunción y necesidad planteada por el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática propuesto por el Gobierno, que sostiene que algunos impactos, como los incendios, serán cada vez más extremos en el contexto del cambio climático, y que debemos estar mejor preparados para afrontarlos.