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Carme Valls Llobet

Doctora en Medicina especializada en endocrinología y medicina con perspectiva de género, directora del programa 'Mujer, Salud y Calidad de Vida' en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS)

El estudio, retrospectivo y observacional, en mi opinión es de buena calidad, con buen análisis estadístico. No siempre las afirmaciones sobre diferencias en mortalidad y readmisión tienen una potencia estadística alta, a veces son diferencias pequeñas, pero globalmente la potencia del trabajo es buena. Las valoraciones reafirman la tesis inicial, que ya se conocía, sobre una praxis diferencial según el sexo.  

La evidencia científica previa citada en la introducción ya señalaba diferencias en los resultados del ejercicio médico según el sexo del profesional, pero hasta la fecha no se habían correlacionado con una disminución de la mortalidad hospitalaria y una disminución de la tasa de readmisión si [los pacientes] eran tratados por una médica. Esta diferencia de beneficios era mucho más acusada si el tratamiento se dirigía hacia mujeres. Los autores señalan que el estudio detalla unos hechos, pero que en el futuro se debería estudiar por qué ocurre y en qué consiste el trato diferente que realizan las mujeres médicas, especialmente hacia las mujeres: si se trata solo de tomar más en serio los síntomas y signos de las pacientes mujeres, o hay alguna otra diferencia que se debería observar y que en el futuro podrían aplicar también los médicos varones. La implicación futura sería poder garantizar un trato igualitario a mujeres y hombres sin sesgo de género asistencial.     

[En cuanto a las limitaciones del trabajo] El estudio se ha realizado en pacientes mayores, por lo que no se puede saber con toda seguridad si la diferencia de trato de las y los pacientes según sexo ocurre entre personas más jóvenes

ES