Tony Hooker
Director del Centro de Investigación, Educación e Innovación en Radiación de la Universidad de Adelaida (Australia)
La propuesta de vertido de aguas residuales de la central nuclear de Fukushima Daiichi es controvertida. Considero que la Compañía Eléctrica de Tokio y el Gobierno japonés han desarrollado un plan sólido, utilizando su [legislación] y prácticas de protección radiológica actuales para, al menos, empezar a eliminar el agua a corto plazo.
Este enfoque ha sido comprobado por el Organismo Internacional de Energía Atómica [IAEA por sus siglas en inglés] en sus informes posteriores. Estos incluyen informes de evaluación del sistema reglamentario japonés, misiones de revisión de seguridad y corroboración del muestreo independiente, de los datos y análisis, así como comparaciones entre laboratorios.
Sin embargo, aunque este plan de eliminación cumple los requisitos científicos y reglamentarios para la eliminación de radiaciones en el mar, y es improbable que se observen repercusiones medioambientales o para la salud humana, cada vez se cuestiona más el uso del mar como vertedero cuando nuestros océanos ya están bajo presión y resistiendo.
Diluir ya no es la solución a la contaminación, por lo que, aunque los japoneses puedan deshacerse de sus aguas residuales, mientras tanto, sería una buena oportunidad para estudiar otras metodologías de eliminación en el futuro. El Panel Científico del Foro de las Islas del Pacífico ha propuesto utilizar las aguas residuales para fabricar hormigón, encerrando así el tritio radiactivo residual.