Toni Gabaldón
Profesor de investigación ICREA y jefe del grupo de Genómica Comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC-CNS)
Este estudio investiga los patrones de transmisión de las microbiotas fecal y oral en poblaciones humanas. Lo hace usando una cantidad masiva de datos de casi 10.000 muestras en las que se ha analizado el ADN microbiano presente. Mediante la determinación de diferencias genéticas que permiten establecer si dos genomas microbianos están relacionados clonalmente (son de la misma “cepa”), infieren transferencias entre personas que tienen algún tipo de contacto (comparten hogar, relaciones de parentesco, etc.). El estudio tiene una alta relevancia ya que, aunque se conocía que los microbios se pueden transmitir de persona a persona, por ejemplo, a través del canal del parto en el nacimiento, o por compartir espacios, este estudio proporciona la mayor escala y nivel de resolución hasta el momento. Esto ha permitido, no solo establecer que existe esta transmisión de manera muy clara, sino que además ha permitido inferir algunos patrones, como qué especies se transmiten más o menos, o a qué edades ocurre una mayor transmisión.
Los datos proporcionan información de interés. Por ejemplo, los microbios de la boca se transmiten más entre personas que los que habitan el sistema digestivo y lo hacen de manera diferente. En la microbiota intestinal existe una gran transmisión vertical de madre a hijos o hijas en el nacimiento, mientras que esta es mucho menor en los microbios de la boca. En ambos casos existe una mayor transmisión en la infancia y entre personas que habitan en el mismo hogar. Las implicaciones son muchas. En los últimos años hemos ido acumulando evidencias de que la composición microbiana influye en la salud y la enfermedad. Si nuestras relaciones sociales pueden modular la composición de nuestra microbiota por transmisión directa, entonces ciertos riesgos a enfermedades, determinados por la microbiota, también estarán modulados de la misma manera. No obstante, esta influencia no será tan directa como la transmisión de un resfriado, ya que se comparte una parte modesta de la microbiota y la relación microbiota-enfermedad es mucho más compleja.
Desde el punto de vista metodológico el estudio es riguroso, considera una escala y resolución de datos sin precedentes y está bien planteado. Un problema inherente de este tipo de datos es que solo pueden arrojar información sobre cepas de microbios que están en más de un individuo. Esto sugiere que ha habido una transmisión en algún momento anterior, pero no permite descartar una colonización en paralelo a partir de una misma fuente. También el estudio puede detectar los microbios que se han transmitido y que han pervivido, pero no conocemos las dinámicas que permiten que unos microbios transmitidos perduren y otros no lleguen a colonizar. Por ejemplo, ¿cuál es la influencia de los hábitos compartidos entre las personas que comparten hogar en el grado de implantación de las transmisiones? Este estudio abre el camino a muchos estudios futuros que seguramente indagarán sobre estas y otras cuestiones.