Simon Lloyd
Investigador posdoctoral en ISGlobal especializado en clima y salud
Me alegra ver que este estudio bien realizado llama la atención sobre estos retos importantes. Como señalan los autores, siempre es necesario hacer suposiciones al proyectar posibles escenarios futuros.
[En este estudio] no fue posible tener en cuenta la enorme influencia de la rápida urbanización que se está produciendo en muchas partes del mundo, que está concentrando a la población en las grandes ciudades, a menudo en barrios marginales (también llamados asentamientos informales), lo que puede exponer a las personas mayores a un riesgo aún mayor, incluso a los efectos del calor. Esto significa, como en todos los estudios sobre posibles escenarios futuros, que lo importante no son las cifras exactas, sino sus magnitudes globales. Aquí vemos que, en todos los escenarios futuros considerados, las poblaciones de más edad que se enfrentan a un riesgo elevado son grandes: el documento deja claro que tenemos que tomar medidas ahora que tengan en cuenta tanto el cambio climático como el envejecimiento.
Cabe señalar que el estudio clasifica a las personas como ‘mayores’ en función del número de años que ya han vivido –es decir, su edad cronológica–. Esto puede restar importancia a los beneficios potenciales de futuros que den prioridad a la mitigación del cambio climático y al desarrollo sostenible. La sostenibilidad no solo tiene que ver con el medio ambiente; también tiene que ver con un cambio social que intente garantizar que todas las personas puedan prosperar y gozar de buena salud. En este caso, aunque el tamaño de las poblaciones de mayor edad aumente sustancialmente, es probable que estas personas sean menos susceptibles a los impactos del calor. En otras palabras, en un futuro sostenible, es probable que una persona de, digamos, 80 años sea menos vulnerable que otra de 80 años en un futuro menos sostenible. Del mismo modo, es probable que la vulnerabilidad de una persona de 80 años varíe según el país y el tiempo.
Estas diferencias se pasan por alto en este análisis, pero pueden tenerse en cuenta utilizando una medida diferente de la edad, conocida como edad prospectiva. No se basa en el número de años vividos, sino en los años que una persona puede esperar vivir todavía: a medida que aumenta la longevidad, las personas de una edad cronológica determinada son efectivamente ‘más jóvenes’. Si esto se tuviera en cuenta en este análisis, anticiparía que serían más evidentes los beneficios no solo de minimizar el cambio climático, sino también de mejorar continuamente la vida cotidiana de todas las personas a lo largo de toda su vida.