Sara Alvira de Celis
Investigadora en Biología estructural de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y miembro de la Sociedad de investigadores españoles en Reino Unido (SRUK/CERU)
Las proteínas están formadas por pequeños bloques, llamados aminoácidos, que se organizan para crear una gran variedad de formas que les permiten desarrollar sus funciones. Hasta los avances realizados por los investigadores recipientes del premio Nobel de Química 2024 existía el dogma que no se podía predecir la estructura de una proteína, y por ello, su función, tan solo 'leyendo' su secuencia de aminoácidos, de la misma manera que ocurre con nuestro código genético. Eran entonces necesarios estudios biofísicos, como la cristalografía de rayos X, resonancia magnética nuclear o cryo-microscopía electrónica, esta última también galardonada con el premio Nobel de Química en 2017 por sus avances, que no siempre llegaban a buen término.
Los descubrimientos y avances del Premio Nobel de Química 2024 son capaces de traducir esa lectura de aminoácidos, predecir su estructura y, a su vez, ayudar a entender su función, todo ello computacionalmente, y apoyado por otras técnicas experimentales para su validación. El impacto de estos avances abarca todos los campos de la biología fundamental (humana, animal o vegetal), medicina o desarrollo de nuevos medicamentos. Estos avances, conjuntamente con los recientes en computación e inteligencia artificial, podrían posicionar a la sociedad en un momento de progreso tan importante como el vivido en la revolución industrial.