Rosa Weigand
Catedrática del departamento de Óptica de la facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid y directora del Grupo de Investigación “Física del Láser, Óptica Cuántica y Óptica no Lineal”
Nuevamente el Premio Nobel de Física valora un trabajo experimental de excelencia. En esta ocasión se da reconocimiento a trabajos donde la manipulación de la luz permite entrar en el mundo de los electrones, donde la Óptica y la Física Atómica van de la mano. A finales de los años 80 los láseres de pulsos ultracortos de femtosegundos (1 fs=10-15 s) estaban suficientemente desarrollados como para que el inicio del campo electromagnético pudiera excitar electrones ligados a niveles extremadamente altos, a una situación cercana a la ionización y que el final del campo acercara después bruscamente el electrón al núcleo. En este viaje el electrón libera energía en forma de fotones altamente energéticos, en forma de campos electromagnéticos coherentes de muy corta longitud de onda. Es la denominada generación de armónicos altos, HHG (High Harmonic Generation). Ensamblando esos campos adecuadamente en el tiempo, el campo total presenta una duración de attosegundos (1 as=10-18 s).
Son los eventos físicos más rápidos que el hombre puede hacer, medir y utilizar para seguir la dinámica electrónica en átomos y moléculas. Y si puedes ver lo que hace un electrón, su transición entre orbitales en tiempo real, es evidente que estamos ante un nuevo periodo para la ciencia. Estamos ante la attociencia, una de las disciplinas que va a ser clave en el S. XXI.
Esto es ciencia básica pero, ¿cuáles son sus aplicaciones? Nos quedan 80 años para terminar el siglo.