Rosa del Campo
Investigadora en el Hospital Ramón y Cajal y miembro del Grupo Especializado para el Estudio de la Microbiota Humana de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC-GEMBIOTA)
El estudio es muy sólido porque ha utilizado todos los recursos ya disponibles en bases de datos públicas y además han generado más secuencias propias. Han tenido en cuenta muchos factores como la nacionalidad de las personas, hábitos de vida, etc. La metodología utilizada está basada en bioinformática, pero mediante la aplicación de la bioestadística se logran tener conclusiones sólidas. Este trabajo tiene una gran calidad científica por la gran cantidad de datos que han trabajado y eso les ha permitido tener conclusiones sólidas y válidas para todas las etnias y condiciones posibles.
Ya se conocía que la mayoría de los microorganismos de un recién nacido provienen de la madre o, en cualquier caso, del entorno familiar mediante la convivencia. Este artículo lo demuestra con las técnicas actuales y, lo que es más interesante, se analiza la transmisión de microorganismos entre personas no relacionadas.
Las conclusiones son muy sólidas, sin embargo, todos los análisis bioinformáticos (in silico) pueden no plasmar la realidad, pero por eso añaden controles de bioestadística que aseguran la validez del proceso. Hay muy pocos trabajos tan robustos como este, que hayan incluido a tantas personas y tantas secuencias.
La microbiología siempre se ha centrado en el estudio de los microorganismos que causan infecciones agudas, mientras que con los nuevos estudios del microbioma hemos descubierto que desde el nacimiento estamos colonizados durante toda nuestra vida por muchos más microorganismos de los que inicialmente conocíamos con las técnicas de cultivo clásicas. Cada día cobra más fuerza el potencial de estos ecosistemas en nuestra salud, no por las bacterias directamente sino por la exposición continuada a sus metabolitos. Por eso, cada vez se analizan enfermedades prevalentes como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares desde una perspectiva de microbiota, ya que además de que las bacterias pueden excretar sustancias con actividad en nuestras células, también existen muchas evidencias que estas bacterias pueden degradar los metabolitos humanos anulando su función. Muy pocos estudios han incluido la perspectiva conjunta de los microorganismos y el ser humano en el metabolismo global. Ya que hay transmisión de microorganismos entre convivientes y en la población general, quizás deberíamos identificar esa microbiota asociada a enfermedades que nunca se han considerado transmisibles como el cáncer o los accidentes cardiovasculares, como el infarto de miocardio.
Por último, me gustaría resaltar el papel de la Dra. Mª Carmen Collado del IATA en Valencia en el artículo, ya que esta investigadora es una de las principales líderes de conocimiento mundial sobre la instauración de la microbiota en los recién nacidos.