Joeri Rogelj
Director de Investigación del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres
Un solo año con temperaturas 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales no significa que hayamos alcanzado 1,5 °C de calentamiento global. Sin embargo, sí significa que nos estamos acercando peligrosamente.
El Acuerdo de París establece límites al calentamiento global no por conveniencia, sino por la necesidad de limitar el daño y el sufrimiento de las personas. Incluso si superamos los 1,5 ºC a largo plazo, estas razones no cambian.
Cada fracción de grado —ya sea 1,4, 1,5 o 1,6 °C— conlleva más daños para las personas y los ecosistemas, lo que subraya la necesidad permanente de recortes ambiciosos de las emisiones.
Aunque el año más caluroso jamás registrado es alarmante, la necesidad de actuar tiene más sentido que nunca: el coste de la energía solar y eólica está disminuyendo rápidamente y ahora es más barata que los combustibles fósiles en muchos países. Los gobiernos pueden construir economías sanas con medidas más firmes y decisivas para acelerar la transición a las energías limpias.