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Xavier Rodó

Profesor de investigación ICREA y responsable del programa Clima y Salud de ISGlobal

Es un estudio interesante, metodológicamente correcto y bien desarrollado por un grupo de investigadores que en algún caso ha trabajado extensamente en el ámbito de la dinámica y la simulación climática global. Las técnicas son consistentes y los datos utilizados adecuados, con resultados claros y sólidos y que constituyen un notable avance, ya que esta aproximación a los cambios bruscos es novedosa. 

Más que los cambios en la temperatura media y las tendencias de las variables, la información más relevante por su inmediatez y su potencial efecto en términos de impactos sobre los ecosistemas y la salud humana son aquellos cambios que tienen relación con el comportamiento de los extremos climáticos, es decir, fases de sequías, inundaciones, olas de calor o gotas frías, por ejemplo.  

Este estudio muestra claramente con datos observacionales de alta resolución cómo, tanto a nivel global como regionalmente, más del 60 % de todas las regiones estudiadas han experimentado unos cambios claros y drásticos en términos del incremento de la frecuencia en la transición de estos extremos climáticos en pocos días. Es decir, se pasa a fases frías desde días cálidos más a menudo y con mayor intensidad y con un menor tiempo entre extremos. Este hecho puede tener efectos claros y más acusados en la supervivencia por ejemplo de ecosistemas (pensemos, por ejemplo, en las sequías sucesivas en regiones de Brasil en los recientes años, que motivaron mayor mortalidad de árboles que eventos individuales mucho más intensos). Parece claro que la vegetación, por ejemplo, está menos adaptada a aguantar eventos secos o húmedos repetidos que uno solo más intenso, porque la vegetación tiene menos tiempo para recuperarse. 

Del mismo modo se prevén efectos negativos sobre la salud humana, aunque el estudio hace solo inferencias aproximadas sobre ello, pero claramente este es un ámbito que merecerá mayor atención en un futuro. 

Las limitaciones del estudio básicamente van relacionadas a las simulaciones de los extremos en escenarios futuros, para los cuáles los modelos climáticos no están tan preparados como para simular el comportamiento medio del clima. En este sentido, utilizar las simulaciones de CMIP6 para inferir cambios diarios en escalas de décadas me parece que conlleva notables incertidumbres que quizás se deberían haber puesto de manifiesto en este estudio. Los efectos directos sobre la salud humana tampoco se estudian con el detalle y la aproximación que requeriría, aunque entiendo que se dejan para estudios posteriores.  

En resumen, un estudio interesante y que aporta información clara sobre una aparente discrepancia respecto a los efectos del calentamiento global, ya que este incremento de frecuencia puede llevar acompañado un impacto mayor no solo en fases cálidas (esperable), sino también asociado a extremos fríos, lo cual es novedoso.

ES