Rita Vassena
Cofundadora y CEO de Fecundis, empresa de desarrollo de tratamientos de reproducción asistida, y previamente directora científica del Grupo Eugin
El estudio es metodológicamente de muy buena calidad. Los autores han tenido en cuenta los factores de confusión que sabemos que se asocian a un tratamiento de fertilidad y a la posibilidad de tener mejores resultados escolares, como la mayor edad materna, el índice socioeconómico más alto o el nivel educativo de los padres y madres. Han aplicado varias técnicas de análisis epidemiológico para controlar lo más posible la variabilidad que es intrínseca en un estudio de este tipo, donde los datos ya se han recogido y, por lo tanto, no es posible ir atrás y averiguar más cosas de las de la que se disponen. En general, el número de niños nacidos por técnicas de reproducción asistida es grande, más de 11.000, y las comparaciones con los controles que han nacido sin que sus padres tuvieran necesidad de recurrir a la clínica es robusta.
Este estudio confirma y además amplía la información que tenemos sobre los efectos a largo plazo de las técnicas de reproducción asistida. Nos proporciona información sobre el desarrollo durante la edad escolar de los niños nacidos por FIV y nos confirma que sus resultados educativos a los 7 y 9 años no se pueden distinguir de los nacidos espontáneamente. Además, nos indica que no hay diferencia entre las dos formas de concepción en la probabilidad que un niño padezca algún trastorno grave del desarrollo, por lo menos en esta etapa escolar.
Como información valiosa para los profesionales de la salud, destacar que la cohorte de niños analizado ha nacido entre el 2005 y el 2014, es decir, que los resultados son muy pertinentes a la forma que tenemos hoy en día de tratar la infertilidad, ya que en los últimos 20 años ha habido muchos avances en las técnicas de fecundación in vitro como por ejemplo la posibilidad de cultivar a los embriones para 5-6 días en el laboratorio, la posibilidad de someterlos a congelación ultrarrápida y la posibilidad de analizar el contenido genético de los embriones tras una “microcirugía” cuando todavía se encuentran afuera del útero materno. Hay debate sobre el impacto de estas tecnologías en los resultado peri y posnatales de los niños, así que este trabajo contribuye en gran manera a nuestro conocimiento y a la evaluación de los riesgos a largo plazo de las técnicas de reproducción asistida.
Siempre hay que tener en cuenta que los estudios retrospectivos como este no pueden controlar variables que no han estado recogidas en el momento en el que se han generado los datos. No obstante, las técnicas estadísticas que se han utilizado en este caso palian lo más posible la naturaleza de la limitación.
Hay una curiosidad que me queda, sin que llegue a ser una limitación: los autores del trabajo no hacen diferencia entre técnicas de reproducción asistida, muy probablemente por falta de información detallada y por la dificultad de saber y de tener en cuenta el efecto de todas las variables que pueden entrar en un tratamiento de reproducción asistida (la dosis de hormonas utilizada, la técnica de selección espermática, la técnica de fecundación, cuánto de largo ha sido el cultivo in vitro de los embriones, etc.) sobre el resultado de los test escolares. Podría darse, por ejemplo, una relación entre la severidad del diagnóstico de infertilidad y, por lo tanto, el uso de técnicas más intrusivas, y algunos de los resultados observados.