Autor/es reacciones

Rita Vassena

Cofundadora y CEO de Fecundis, empresa de desarrollo de tratamientos de reproducción asistida, y previamente directora científica del Grupo Eugin

La nota de prensa es fiel al contenido del artículo y no hace afirmaciones que no estén respaldadas por la evidencia presentada en el trabajo. 

El estudio es de buena calidad y, además, para poder estudiar el efecto de los ultrasonidos sobre el movimiento de los espermatozoides, los autores han construido un dispositivo de microfluido especial parta poder analizar la respuesta de los espermatozoides a nivel de célula individual. 

Las conclusiones parecen ser robustas, aunque la numerosidad de la muestra no es muy alta. No obstante, vistas las claras y consistentes diferencias entre controles y tratados, y el hecho que es un primer estudio preliminar, considero que los resultados están fundamentados y las conclusiones respaldadas. 

Es un estudio novedoso, hay poca evidencia sobre la utilización de los ultrasonidos a alta frecuencias para estimular el movimiento de los espermatozoides y nunca se había analizado al nivel de células únicas, así que la información aportada es interesante y con potencial de ser utilizada en la clínica. De hecho, este trabajo combina dos técnicas muy interesantes: una es los ultrasonidos a alta frecuencias y la otra es un sistema de microfluido en gotitas que permite analizar los espermatozoides uno a uno. Además, este estudio intenta ir más allá y dar una explicación bioquímica y molecular sobre el cómo se produce el efecto de aumento de motilidad observado en los espermatozoides. Los autores asocian el efecto a variaciones en el potencial de membrana de los espermatozoides, un factor clave en alcanzar la movilidad adecuada para que se produzca una fecundación y un desarrollo adecuado de los embriones a posteriori. 

Más allá del número relativamente pequeño de muestras, y todavía más pequeño de individuos incluidos en el estudio, no hay limitaciones especificas en el estudio. Como el estudio se queda en la muestra de semen analizada y no hay resultados clínicos tras su utilización en pacientes, queda abierta la pregunta de si las mejoras observadas in vitro en la motilidad de los espermatozoides se trasladarán a unas mejoras en los resultados clínicos de los pacientes. 

Según la OMS, en el mundo hay 186 millones de personas que sufren de infertilidad, y la mitad de los casos son de infertilidad de origen masculina. No obstante, una pequeña minoría de los pacientes llega a tratarse y a superar la enfermedad. Una de las razones más importante de este bajísimo acceso a los tratamientos son los costes de los mismos y su baja eficacia. Ante esta emergencia y a una enfermedad absolutamente desatendida a nivel global, los resultados de este estudio nos indican una posible estrategia para adaptar los tratamientos de baja intensidad tecnológica, como la inseminación clásica in vitro o la inseminación intrauterina, a casos más graves. Si los resultados se confirmaran en un entorno clínico, y se comprobara su seguridad para los embriones a desarrollarse, podríamos tener una herramienta para que los tratamientos de fertilidad sean más accesibles y exitosos.

ES