Joaquim Raduà
Psiquiatra y responsable del grupo de investigación Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad de IDIBAPS
Utilizando datos de los registros poblacionales de Finlandia, los autores encontraron que los estudiantes de alrededor de 16 años que tenían compañeros de clase con diagnósticos de trastorno mental recibieron más diagnósticos de trastorno mental (especialmente) durante el año siguiente. La relación se detectó en algunos trastornos como los del estado de ánimo, pero no en otros como los relacionados con el uso de sustancias.
Este estudio tiene varios puntos fuertes. En primer lugar, el uso de registros poblacionales proporciona una gran cantidad de datos, ya que abarcan toda Finlandia, a diferencia de los estudios convencionales que se basan en muestras a menudo pequeñas y poco representativas. Además, para contrarrestar la tendencia natural que todos tenemos de relacionarnos con personas similares a nosotros, los autores eligieron la ‘clase’ como red social de estudio, y la ‘clase’ no había sido elegida por los alumnos sino impuesta por las instituciones.
Existe la posibilidad de que los resultados estén influenciados por variables no codificadas en los registros, aunque esta posibilidad es pequeña porque los autores tuvieron en cuenta la escuela específica del alumno, así como una lista relativamente larga de variables demográficas y socioeconómicas.
Es importante destacar que este resultado no implica necesariamente un deterioro en la salud mental, sino que podría incluso tratarse de un efecto positivo. Por ejemplo, podría ser que tener compañeros de clase con diagnósticos de trastorno mental contribuya a reducir el estigma asociado a estos trastornos. Como resultado, es posible que los alumnos que posteriormente desarrollaron trastornos mentales se sintieron más cómodos buscando ayuda en el sistema de salud. Este efecto sería muy positivo, teniendo en cuenta que retrasar la búsqueda de ayuda empeora el pronóstico a largo plazo.