Alex Polyakov
Profesor clínico adjunto de la facultad de Medicina, Odontología y Ciencias de la Salud de la Universidad de Melbourne y director médico de Genea Fertility Melbourne (Australia)
Este impresionante estudio retrospectivo canadiense, que incluyó más de cinco millones de embarazos, examinó si las tomografías computarizadas (TC) realizadas antes de la concepción podían influir en el resultado del embarazo. Los resultados mostraron un ligero aumento en las tasas de aborto espontáneo y anomalías congénitas entre las mujeres que se habían sometido a una TC antes de quedar embarazadas.
A primera vista, esto resulta alarmante. Sin embargo, el aumento fue pequeño. Por ejemplo, el aborto espontáneo se produjo en aproximadamente el 10 % de los embarazos sin exposición a la TC, frente al 11,7 % tras una sola exploración. Estas diferencias son estadísticamente significativas en un gran volumen de datos, pero pueden no ser relevantes a nivel individual. Otro desafío es separar los efectos de la TC de las razones por las que se realiza. Las mujeres sometidas a TC tenían más probabilidades de tener afecciones médicas —como diabetes, hipertensión o ser fumadoras— que aumentan los riesgos durante el embarazo. Además, una mujer sometida a una TC por traumatismo, sospecha de cáncer o enfermedad grave, probablemente ya presentaba un riesgo elevado antes de la exploración.
Si bien los investigadores intentaron ajustar estos factores, es casi seguro que persiste cierto grado de sesgo. La asociación no implica causalidad: el hecho de que un evento siga a otro no significa que el primero lo cause. El estudio se basó en bases de datos de atención médica, que no recogen todos los abortos espontáneos, anomalías o características de las pacientes. Esto significa que los riesgos absolutos probablemente sean imprecisos.
En general, estos hallazgos no deberían desalentar el uso adecuado de la TC. El estudio no demuestra que las TC antes del embarazo sean perjudiciales. Sin embargo, refuerza el principio de precaución: usar la TC cuando sea necesario, pero preferir alternativas sin radiación, como la ecografía o la resonancia magnética, siempre que proporcionen la misma información. Es necesario considerar la accesibilidad y el coste, ya que las TC son más comunes y probablemente más rentables que otras técnicas de imagen.