Pep Canadell
Director ejecutivo del Global Carbon Project e investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima CSIRO en Canberra (Australia)
Más allá de los grandes titulares sobre nuevos acuerdos globales, o la falta de ellos, el papel más importante que la COP30 era el de servir como fecha límite para que los países anunciasen sus nuevos compromisos de reducciones de emisiones para el 2035, los NDCs. Aquí es donde los países demuestran un aumento de su ambición, donde la acción tiene lugar.
Desafortunadamente, el incremento agregado de todos los países decepcionó otro año con reducciones de emisiones anunciadas que no son suficientes para garantizar el éxito del Acuerdo de París de mantener la temperatura global por debajo de los 2 grados. No se hizo un pacto global de abandonar los combustibles fósiles, pero son los NDCs de cada país los que tienen que responder individualmente al reto global.
Un avance real de la COP30 fue un reconocimiento más grande de la importancia de la adaptación al cambio climático y el compromiso de países ricos de triplicar la transferencia de dinero a países en vías de desarrollo para ayudarlos a adaptarse a aquellos impactos climáticos que ya son inevitables.