Salvador Peiró
Epidemiólogo, investigador en el Área de Investigación en Servicios de Salud y Farmacoepidemiología de la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) y director de Gaceta Sanitaria, revista científica de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS)
Poner fin a la PHEIC por covid-19 es más que razonable y, desde el punto de vista de la transmisión, se podría haber hecho hace tiempo. La PHEIC tiene otros efectos (por ejemplo, sobre la distribución de vacunas aprobadas por la OMS basándose en la declaración de emergencia) que probablemente han retrasado, también razonablemente, esta decisión.
El fin de la PHEIC no implica que la covid-19 esté definitivamente superada, sino que estamos en otra situación en la que los mecanismos de abordaje son otros, similares a los que se realizan con otras enfermedades respiratorias transmisibles como la gripe o la bronquiolitis. Aunque el SARS-CoV-2 no está mostrando, al menos hasta el momento, un comportamiento estacional, es muy probable que vayamos teniendo varios repuntes al año (“olitas” más que “olas”) a medida que nos distanciamos en el tiempo de las variantes que causaron las infecciones previas y de las dosis de refuerzo.
La protección de las personas mayores y algunos grupos de pacientes con mayor riesgo de desarrollar covid-19 grave continuará siendo importante (como lo es con la gripe o el virus sincitial respiratorio).