José Luis Lanciego
Investigador Senior del Programa de Terapia Génica en Enfermedades Neurodegenerativas en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), Universidad de Navarra
Un equipo internacional hispano-japonés liderado por investigadores del Centro Integral de Neurociencias Abarca Campal (Hospital Universitario HM Puerta del Sur, Móstoles, Madrid), ha conseguido permeabilizar de manera transitoria la barrera hematoencefálica (BHE) en primates no humanos y en pacientes parkinsonianos mediante el empleo de la técnica conocida como ultrasonidos focalizados de baja intensidad (LIFU, por sus siglas en inglés de Low Intensity Focused Ultrasound). De esta manera han conseguido que un vector viral adenoasociado (AAV), administrado por vía sistémica, atraviese dicha barrera únicamente en una zona concreta de interés y así transfectar neuronas cerebrales mediante un procedimiento mínimamente invasivo y seguro, abriendo la puerta a su aplicación en pacientes, incluso a corto plazo.
La composición de la BHE aísla el cerebro de la circulación periférica y limita la penetración de agentes terapéuticos, lo que supone un importante problema a la hora de diseñar nuevos tratamientos para las enfermedades neurodegenerativas en general, y para la enfermedad de Parkinson en particular. Cualquier nuevo tratamiento debe cumplir tres premisas, como sigue: (1) debe ser capaz de atravesar la BHE, (2) debe llegar a la zona diana de interés y no distribuirse homogéneamente por todo el cerebro, a fin de evitar efectos adversos y (3) una vez en la diana determinada, la concentración del producto debe ser lo suficientemente elevada como para ser eficaz.
La terapia génica emplea vectores virales tipo AAVs como caballos de Troya que han sido modificados en el laboratorio para portar un gen de interés, el cual al expresarse en las neuronas de la zona diana consigue que dichas células produzcan una determinada proteína terapéutica codificada por dicho gen. Hasta la fecha, todos los ensayos clínicos en marcha con productos de terapia génica emplean la vía intraparenquimatosa, mediante la cual se consigue alcanzar la zona diana empleando procedimientos de neurocirugía estereotáxica, obviamente una opción invasiva.
La principal ventaja de la aplicación de la técnica LIFU que se describe en este artículo es que se consigue abrir temporalmente la BHE únicamente en la zona de interés, de manera que un vector AAV administrado por vía sistémica puede acceder a las neuronas localizadas en la zona diana (en el núcleo putamen, en el caso de este artículo) y así transfectarlas específicamente para poder expresar una proteína terapéutica determinada. De esta manera se alcanza el interior del parénquima cerebral de una manera mínimamente invasiva, que no requiere de procedimientos neuroquirúrgicos, segura y eficaz, lo que tomado en su conjunto supone un avance principal en la investigación sobre nuevas terapias para la enfermedad de Parkinson.