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Noelia Sánchez Ortiz

Doctora en Ingeniería Aeroespacial y cofundadora de Arribes Enlightenment

En una reentrada no podemos predecir con precisión dónde van a caer los restos del objeto (si llegan a la superficie de la Tierra y no se queman en la atmósfera, como en este caso, al ser un objeto grande). Por la gran velocidad a la que se mueve, recorre mucho espacio en poco tiempo y un error de unos segundos en la predicción del tiempo de entrada supone kilómetros en el recorrido.  

Normalmente pintamos las zonas donde puede caer, como todas aquellas por las que pasa el objeto volando en un 20 % del tiempo que queda hasta la entrada en la superficie, alrededor de la fecha prevista en que suceda. Si queda un día, pintamos por unas cuatro horas, que son aproximadamente dos vueltas enteras a la Tierra. Por eso vemos esas trazas por muchos sitios donde hay un cierto riesgo de que caiga. 

Finalmente ha caído en el Pacífico. Tenemos la suerte de que la mayor parte de la superficie de la Tierra es agua y no tierra, con lo que la probabilidad de que caiga en un océano es muy alta.

ES