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Antonio Molina

Geólogo planetario especializado en Marte del departamento de Planetología y Habitabilidad del Centro de Astrobiología (CAB)

El trabajo me parece muy interesante y supone un avance importante en caracterizar mejor el planeta y mejorar nuestro entendimiento de la configuración y evolución interna de Marte y de otros planetas y lunas de los que sabemos relativamente poco. Su publicación en una revista tan reconocida como Nature hace suponer que ha seguido un proceso de revisión exhaustivo y se basa en los datos provenientes de la misión InSight de la NASA, que proporciona fiabilidad en los mismos. 

Debido a que el conocimiento de las características del interior de cuerpos planetarios proviene de modelizaciones numéricas a partir de fuentes indirectas, como la forma en que se desplaza un cuerpo en el espacio (dinámicas orbitales) o de cómo se propagan las vibraciones de un lado del planeta a otro (ondas sísmicas), queda mucho por concretar incluso para nuestro propio planeta. El descubrimiento del núcleo interno sólido de la Tierra tuvo lugar hace menos de 100 años y muy recientemente se ha sugerido que su estructura podría ser incluso más compleja (p. ej. este artículo del año pasado en esta misma revista). Por tanto, los avances realizados en diversos campos permiten aún a día de hoy que haya cambios en el paradigma de cómo entendemos el elusivo interior de los cuerpos planetarios.   

Hasta ahora, el modelo más aceptado suponía que el núcleo de Marte debía encontrarse completamente en estado líquido. Marte tiene anomalías magnéticas, no un campo magnético global como el de la Tierra, pero su corteza se encuentra muy magnetizada. Esto significaría que debió tener un campo magnético global producido por una dinamo que actualmente no existe. Esta dinamo consistiría en material conductor de electricidad (rico en hierro, por ejemplo) que, al encontrarse líquido por las altas temperaturas y presiones del interior del planeta, se movería y generaría fuerzas magnéticas. Estas no solo son responsables de que las brújulas se giren hacia el norte y las auroras boreales, sino que también tienen un gran impacto en que la Tierra sea habitable al protegernos del viento solar. Según los datos que había disponibles hasta ahora sobre Marte, la hipótesis que mejor se ajustaba a estos cambios en el magnetismo (un campo global antiguo pero ausente en la actualidad) era que el núcleo se encontrase completamente líquido.   

Este trabajo presenta que, según el análisis de los datos sísmicos de la reciente misión InSight, el “núcleo interno” de Marte podría estar solidificado, aunque mantiene que la parte externa de este núcleo debería permanecer aún en estado líquido (como pasa en la Tierra). Hasta ahora, los únicos datos sismológicos de Marte, que son una de las principales fuentes para conocer el interior de un planeta, venían de las misiones Viking que lanzó la NASA en los 70. Pero por sus características y configuración (no estaban en contacto directo con el suelo), los resultados estaban muy limitados. El sismómetro de InSight, SEIS, ha sido el primero en obtener datos directos de la superficie con una alta sensibilidad, y el análisis detallado de estas señales ha permitido a estos investigadores realizar esta nueva interpretación que cambia el paradigma actual. 

Una implicación sería que Marte se parece más a la Tierra de lo que se creía hasta ahora. No solo tiene un núcleo que se diferencia en esos dos estados, sino que los autores proponen que el núcleo interno sólido llegaría al 0,18 de su radio cuando en la Tierra es del 0,19. Una posible lectura es que Marte está más envejecido de lo que creíamos (ha empezado ya el proceso de cristalización de su interior y podrá retener su calor interior por menos tiempo), pero a su vez, el proceso de cristalización puede implicar que Marte esté “más vivo” manteniendo una convección más eficiente y por tanto una mayor actividad geológica. En cualquier caso, es un paso más en entender cómo son y cómo evolucionan los cuerpos planetarios. 

[En cuanto a posibles limitaciones] Como dice el propio trabajo, los análisis sísmicos provienen de un único sismógrafo (el SEIS de InSight), lo que supone cierta incertidumbre. Futuras medidas sismológicas mejor distribuidas podrán ratificar la interpretación de forma definitiva, y a falta de nuevos datos, estudiar el impacto de esta nueva configuración en los modelos numéricos más avanzados permitirá entender mejor el planeta y su evolución.

ES