Marta Olazabal
Jefa del Grupo de Investigación en Adaptación al Cambio Climático del BC3 (Centro Vasco de Investigación sobre Cambio Climático) y experta en gobernanza climática urbana
El artículo tiene mucho potencial, y como autora del próximo informe especial de ciudades del IPCC creo que es muy útil para hacer una evaluación comparativa de ciudades a nivel global y reunir evidencias claras de los beneficios de la movilidad activa.
También sirve para enfatizar que las dinámicas y el funcionamiento de las medidas no son iguales en todas las ciudades y que son necesarios estudios en detalle para saber cómo implantar medidas de movilidad de la manera más eficiente, eficaz, justa, sostenible y transformadora.
Los modelos globales tienen sus limitaciones, ya que usan las mismas variables comparando más de 1.000 ciudades, y posiblemente en muchos casos no sean los parámetros que explican las dinámicas. Pero además de ser extremadamente útiles para tener una visión global y comparativa con relativamente poco esfuerzo, estos modelos son un paso definitivo para la legitimación de políticas regionales y nacionales de apoyo a movilidad activa en ciudades. Por eso es esencial hacer estudios específicos en cada ciudad, para ver cómo estas medidas pueden ser implementadas de la manera más adecuada.
Por último, cabe subrayar que el cambio de modelo de movilidad en las ciudades no solo tiene beneficios para la reducción de emisiones y la mejora de la calidad del aire, sino también indirectamente para la mejora de la adaptación urbana al cambio climático mediante la reducción de la superficie asfaltada y no permeable y mediante la reducción de fuentes de calor como los vehículos, que aumentan el efecto de isla de calor urbana. Un cambio de modelo de movilidad lleva a cambiar los usos del suelo (con un incremento de infraestructura verde) con numerosos beneficios para la calidad de vida y el bienestar de la población.