Marina Lozano
Investigadora en el IPHES-CERCA y profesora asociada en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona (URV)
Este estudio es muy interesante, tanto por las conclusiones que expone como por la metodología aplicada. La metodología aplicada sigue todos los estándares actuales sobre análisis genéticos de ADN antiguo, realizándose diferentes tipos de análisis para demostrar las hipótesis establecidas. La investigación es rigurosa y de gran calidad.
En los últimos años, los estudios de ADN antiguo han permitido obtener información sobre aspectos desconocidos desde aproximaciones más clásicas, como pueden ser la bioarqueología y la arqueología. En concreto, conocer las relaciones de parentesco entre las personas inhumadas en necrópolis antiguas nos permite determinar aspectos de su organización y jerarquización social que de otro modo son difícil de averiguar con certeza.
La principal novedad que aporta este estudio es la identificación de una sociedad matrilocal en la Edad del Hierro. En un área específica de la isla de Gran Bretaña se ha certificado el parentesco de generaciones de mujeres que se emparentaban con hombres foráneos, que eran los que se trasladaban a vivir a la zona geográfica de sus esposas. Esto es una de las mayores novedades de este estudio, ya que la norma general identificada en estudios desde el Neolítico (e incluso entre neandertales) es que las mujeres eran las que dejaban su grupo natal para desplazarse al grupo de su pareja masculina.
Sin embargo, según se desprende de este estudio, ya durante la Edad del Bronce en la isla de Gran Bretaña eran los hombres los que se desplazaban. De esto se puede inferir que las mujeres estaban estrechamente vinculadas con la tierra, siendo las propietarias y teniendo gran prestigio y poder. No es habitual este modelo en el que las mujeres tengan este prestigio, y establecido durante generaciones.
Sin embargo, hay otras evidencias de empoderamiento social y político de mujeres en la Edad del Bronce, como el caso de un enterramiento femenino de La Almoloya (Pliego, Murcia) de la cultura de El Argar, donde la mujer inhumada en la tumba 38 parece que había tenido un elevado estatus social y posiblemente político.
Estudios como este son interesantes porque visibilizan roles de género donde los individuos femeninos tienen un estatus que tradicionalmente se ha otorgado a los hombres. Así se visibiliza que las estructuras sociales del pasado eran mucho más diversas de lo estipulado hasta el momento.
Una de las escasas limitaciones del estudio (y de la que son conscientes los propios autores) es la escasez de restos humanos de cronología similar en Gran Bretaña para poder realizar un estudio a mayor escala y establecer si este sistema matrilocal estaba extendido por toda la isla o solamente en esa área. No obstante, los autores mediante el estudio de restos de la Edad del Bronce de la misma isla infieren que probablemente este sistema social empezó a desarrollarse anteriormente a la Edad del Hierro y no estaría circunscrito únicamente al área de estudio principal.