María Iglesias-Caballero
Viróloga, técnica superior especializada en el Laboratorio de Referencia de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III
Una de las principales características de los coronavirus es su capacidad para recombinar con otros coronavirus. Actualmente empezamos a ser capaces de distinguir estas recombinaciones gracias a que las diferentes variantes que han coexistido en circulación empiezan a ser más distantes filogenéticamente. Dicho coloquialmente: cada vez se parecen menos. Eso nos permite identificar las partes del genoma que pertenecen a diferentes variantes.
El linaje XD es un virus que posee un genoma delta AY.4 que ha adquirido la espícula del virus ómicron BA.1. El linaje XF es un virus ómicron BA.1 que tiene un fragmento en la poliproteína que regula la replicación del virus de la variante delta. El linaje XE tiene la poliproteína previamente mencionada de la variante ómicron BA.1 y el resto de su genoma es de la variante BA.2. De estos nuevos linajes el que tiene más secuencias publicadas en GISAID es el linaje XE y es el que por el momento requiere mayor monitorización.
Me gustaría recalcar que estos fenómenos no son particulares del SARS-CoV-2, sino que son frecuentes en estos virus. Su circulación por el momento es limitada y todavía necesitamos más datos para conocer si tiene algún impacto en la protección conferida por las vacunas. La vigilancia genómica nos permite a los investigadores monitorizar lo que circula y valorar el impacto que puede tener, pero a nivel social no lo consideraría una preocupación hasta que se reúnan más datos.