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María Iglesias-Caballero

Viróloga, técnica superior especializada en el Laboratorio de Referencia de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III

Es conocido que, cuando a una ciudad se le otorga la acogida de unas olimpiadas, muchas de sus infraestructuras se verán beneficiadas por este evento. Por ello, me parece interesante y relevante que la salud pública también pueda verse reforzada y beneficiada por la generación de nuevas herramientas gracias a las olimpiadas.  

La vigilancia en aguas fecales es una de las estrategias prioritarias en desarrollo para la Unión Europea. Esta metodología ya es conocida y eficaz para algunos patógenos, como el SARS-CoV-2 o los enterovirus. En cambio, para otros virus, el uso de esta metodología se está extendiendo, y algunas virólogas somos escépticas sobre la utilidad que puede tener la vigilancia en aguas residuales para patógenos que no tienen una vía de transmisión fecal, como puede ser la gripe humana, ya que los pañuelos con mocos no siempre van al váter.  

Por ello, los patógenos elegidos no me parecen los más relevantes ni por estacionalidad, ni por estado epidemiológico, ni por vía principal de transmisión de estos virus, y echo de menos la vigilancia de otros patógenos como E. coli. Aunque los virus elegidos son patógenos importantes que deben ser vigilados, quizás esta no sea la mejor herramienta para la vigilancia de la gripe en agosto, y puede que haya primado la relevancia mediática de algunos de estos patógenos en el criterio de los expertos.  

Aun así, esperaré con interés los resultados de esta vigilancia, al agruparse en una sola ciudad representantes del mundo entero por unas semanas. 

ES