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María Cantero-García

Profesora contratada doctora de Psicología

El estudio es sólido en términos de calidad y respaldo de datos. Los investigadores han utilizado métodos rigurosos para llegar a sus conclusiones, lo que aumenta su confiabilidad. 

En términos de su relación con la evidencia existente, este estudio cuestiona un consenso ampliamente aceptado en la comunidad terapéutica de que suprimir pensamientos negativos es perjudicial. Aunque la idea de que la supresión es contraproducente ha sido un dogma, este trabajo sugiere que la realidad podría ser más matizada, destacando que no siempre conduce a resultados negativos. Esto parece estar relacionado de manera parcial con el enfoque que se realiza desde las terapias de tercera generación. Las terapias de tercera generación ―como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT por sus siglas en inglés), la Terapia de Mindfulness (MBCT) y la Terapia de Conducta Dialéctica (DBT)― tienen enfoques particulares en relación con la supresión de pensamientos. 

Sin embargo, es importante señalar algunas limitaciones. El estudio puede no abordar todas las situaciones y matices, y sus hallazgos pueden no aplicarse de manera uniforme a todos los individuos o contextos terapéuticos. Además, se necesita más investigación para comprender completamente las implicaciones de estos resultados. 

En cuanto al impacto en las personas que siguen un proceso de psicoterapia, este estudio podría tener perspectivas positivas al proporcionar a los terapeutas una comprensión más equilibrada de la supresión de pensamientos negativos. Podría ofrecer herramientas adicionales para ayudar a las personas a lidiar con sus pensamientos de manera efectiva, siempre teniendo en cuenta las circunstancias y el contexto. Sin embargo, es esencial que los terapeutas sigan evaluando cada situación de manera individual y consideren las limitaciones y la complejidad de este tema en su práctica clínica.

ES