Luis Calcaterra
Investigador Principal de la Fundación para el Estudio de Especies Invasivas (FuEDEI) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Argentina, y experto en hormigas altamente invasoras nativas de la cuenca del Río de la Plata
La globalización del comercio y los viajes ha provocado altas tasas de invasión en todo el mundo. Un motor potencial de esta aceleración es el efecto cabeza de puente, en el que las poblaciones invasoras iniciales (por ejemplo, EE.UU. o China) sirven como fuente de invasiones adicionales a través de introducciones secundarias. Los estudios sobre varias especies de hormigas invasoras sugieren que el éxito de la invasión se atribuye principalmente a poblaciones de un genotipo particular (por ejemplo, el H5 de S. invicta que se encuentra en Italia) que también es dominante en su tierra natal.
Las zonas urbanizadas experimentan temperaturas más elevadas que las zonas suburbanas naturales o rurales adyacentes. Es lo que se conoce como efecto isla de calor urbano, que está favoreciendo la propagación y el establecimiento de especies invasoras en el área de distribución autóctona e introducida.
La hormiga roja de fuego es la especie de hormiga más dominante desde el punto de vista ecológico y de comportamiento en su tierra natal. Las poblaciones introducidas de S. invicta pueden alcanzar densidades hasta diez veces superiores a las de las especies de hormigas autóctonas y dominar así la mayoría de las fuentes potenciales de alimento. Así pues, esta hormiga es una amenaza ecológica y económica potencial en todas las zonas donde el clima es natural o artificialmente adecuado, como en las grandes ciudades, incluidas amplias zonas de Europa.