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Luciano Anselmo

Investigador principal del Laboratorio de Dinámica de Vuelos Espaciales, Instituto de Ciencias y Tecnologías de la Información (ISTI), Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR)

Los cuerpos de los cohetes y los satélites no controlados reentran cada uno o dos días. Lo especial de esta fase [parte de un cohete] china es su gran masa, unas 20 toneladas. Fue la cuarta de este tipo puesta en órbita: la segunda reentró sobre el océano Índico, pero la primera y la tercera también esparcieron restos en el suelo, en Costa de Marfil (2020) y en Borneo, a finales de julio de este año. Debido a que el 88 % de la población mundial estaba siendo sobrevolada por la trayectoria de esta fase y considerando su gran masa, la probabilidad de que alguien en el mundo fuera alcanzado por la caída de un escombro, entre los 42° Norte y Sur, era de aproximadamente 1 entre 500, es decir, más del umbral de 1 entre 10.000 para el que, a nivel internacional, se recomienda una reentrada controlada. 

En cuanto a los riesgos de las reentradas incontroladas, en general, las últimas estimaciones de Carmen Pardini y mías son que actualmente la probabilidad global de víctimas se sitúa en torno al 2 % - 3 % al año. Esta es la probabilidad de que una persona en todo el mundo sea golpeada en un año por el fragmento de un objeto espacial que reentró sin control. Aproximadamente 1/3 del riesgo proviene de los satélites y 2/3, de los cuerpos de los cohetes. Para un individuo concreto, este riesgo sigue siendo muy bajo, mucho menos que cualquier otro riesgo que corramos en la vida cotidiana. Sin embargo, la situación está evolucionando debido a los cambios en la actividad espacial y, si no se toman las medidas adecuadas, este riesgo está destinado a crecer en los próximos años.

ES