Leslie Mabon
Profesor de Sistemas Ambientales en la facultad de Ingeniería e Innovación de la Open University (Reino Unido)
Los resultados están en gran medida en línea con lo que la investigación existente ha mostrado en múltiples contextos alrededor del mundo. Es decir, que los extremos de temperatura no afectan a todos por igual, siendo los ancianos y los menos favorecidos los más vulnerables. Lo que es especialmente llamativo es que los autores encuentran diferencias claras en el riesgo a través de las fronteras nacionales y también agrupaciones regionales de riesgo de mortalidad.
Los gradientes de temperatura no respetan fronteras por lo que, como señalan los autores, esto demuestra cómo los factores demográficos y socioeconómicos influyen en el riesgo que enfrentamos por los extremos de temperatura. Hay medidas de mitigación que podemos tomar, que podrían ser particularmente efectivas si se dirigen a las personas y lugares más vulnerables. Por ejemplo, el estudio señala la inversión en infraestructura sanitaria, la presencia de planes de preparación para el calor y el frío, y la calidad de los edificios en los que vivimos y trabajamos como factores que podrían reducir la mortalidad en un clima cambiante.