Julio Díaz
Profesor de investigación y codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III
Cristina Linares
Científica titular del Instituto de Salud Carlos III
Estados Unidos es el segundo emisor actual de gases de efecto invernadero (11 %), después de China (30 %), pero es el que más ha contribuido al calentamiento del planeta. Su salida del Acuerdo de París influirá en el cumplimiento de reducción de emisiones que se había marcado EEUU, pero el avance de las energías renovables es imparable, aunque esto supondrá un frenazo importante. También puede servir de ejemplo negativo para que otros países (China) sean más laxos a la hora de limitar sus emisiones.
Por otro lado, el Acuerdo de París también habla de financiación a los países más afectados por la crisis climática, por lo que la salida también puede afectar a los acuerdos que se alcanzaron en la COP29.
Además, Trump también ha firmado la salida de la OMS, por lo que se supone que la incidencia del cambio climático en la salud es algo que no interesa lo más mínimo a esta nueva administración. Una decisión que llega en después de que 2024 sea el año más cálido a nivel global, de los recientes incendios de California, de las inundaciones en Valencia o de un invierno especialmente crudo en EEUU. Todo esto con las implicaciones claras en morbimortalidad tanto a corto como a largo plazo con importante incidencia también en factores menos analizados como la salud mental.
Una decisión incomprensible desde el punto de vista científico y desalentadora para todos los que trabajamos en este campo.