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José A. Pérez Molina

Coordinador del Centro de Referencia de Enfermedades Tropicales Importadas y miembro del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid

El estudio, publicado en The Lancet HIV por Debra ten Brink y cols. del 26 de marzo de 2025 aplica modelos matemáticos (‘Optima HIV’) a 26 países de ingresos bajos y medios para estimar cómo los recortes de la financiación internacional (principalmente PEPFAR y otros donantes) podrían repercutir en las nuevas infecciones y muertes por VIH entre 2025 y 2030. 

Los recortes en la financiación internacional descritos en el estudio amenazan directamente los objetivos de ONUSIDA para 2030, que persiguen una reducción del 90 % en nuevas infecciones y muertes por VIH respecto a 2010, y el logro del 95-95-95 en diagnóstico, tratamiento y supresión viral. Algunos de los resultados más destacables de este estudio son: 

  • Retroceso en la disminución sostenida de nuevas infecciones. Las proyecciones indican un notable incremento de casos si las reducciones de la ayuda —en especial el cese de PEPFAR— no se mitigan. Esto hace más difícil alcanzar la reducción del 90 % de infecciones, pues buena parte del progreso en la prevención depende de fondos donantes, especialmente en poblaciones clave como migrantes, trabajadoras del sexo, hombres que tiene sexo con hombres, personas que se inyectan drogas o personas transgénero. 
  • Aumento en el número de nuevas infecciones y la mortalidad por VIH. De no compensarse los recortes, habría un exceso de entre 4,43 y 10,75 millones de nuevas infecciones por VIH y entre 0,77 y 2,93 millones de muertes relacionadas con el VIH entre 2025 y 2030. La interrupción de tratamiento y la merma en programas comunitarios obstaculizarían la retención en cuidados y el mantenimiento de la supresión viral.  
  • Desproporción en el impacto. La retirada de la ayuda impacta más a África subsahariana (especialmente a los niños) y a poblaciones clave en otras regiones. Este efecto desigual choca con el enfoque de ONUSIDA de ‘no dejar a nadie atrás’ y retrasa el logro de los objetivos 95-95-95 entre los grupos más vulnerables. 
  • Necesidad de mecanismos sostenibles. El estudio refuerza la urgencia de movilizar recursos nacionales, optimizar programas y buscar otras fuentes que sostengan la cobertura universal de prevención, diagnóstico y terapia antirretroviral. Sin este paso, las metas mundiales de ONUSIDA para erradicar el VIH como amenaza para la salud pública difícilmente se alcanzarán en 2030. 
ES