José María Medina
Catedrático emérito de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Salamanca
Este trabajo corrobora los resultados obtenidos anteriormente en el llamado ‘estudio de la bomba’. En él se aprovechó la radioactividad incorporada por el ambiente ligeramente contaminado por las explosiones nucleares experimentales realizadas en el desierto de Nevada (Estados Unidos) para demostrar que, en el hipocampo, concretamente en el giro dentado, existía una proliferación neuronal posnatal. El resultado rompía el dogma de que tras el nacimiento no había enriquecimiento neuronal apreciable.
Este trabajo niega la existencia de una barrera temporal tras la cual nuestro cerebro no puede inducir la proliferación de las neuronas. Incluso Ramón y Cajal creyó firmemente en este dogma, que establecía que todos nacíamos con un número de neuronas que podía si acaso decrecer, pero nunca aumentar tras el nacimiento.
Sin embargo, este estudio indica que, al menos hasta los 78 años de edad, nuestro cerebro es capaz de reemplazar neuronas con objeto de mantener la misión más importante de nuestro hipocampo, es decir, la de la memoria. Este hecho, unido a que precisamente el hipocampo es objeto de un especial interés por su papel protagonista en la enfermedad de Alzheimer, pone de manifiesto la dimensión e importancia de estos descubrimientos.